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Arquitectos: Agustín Infante, Benjamín Ossa
- Área: 288 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Sebastián Mejía
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Proveedores: Calesan, Cintac®, Idealaser
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El tiempo y la observación son buenos compañeros, uno alimenta al otro, coexisten en un espacio virtuoso, si ambos no se relacionan se funden en lo inmediato. Lo que cuelga bajo la autopista es laxo en tiempo y observación, supera lo inmediato.
Instalar un dispositivo en el espacio público enciende y activa elementos y fenómenos que allí suceden de manera espontánea incluso natural, su nomenclatura nos parece lógica incluso no la percibimos del todo y terminamos viendo la trastienda de una autopista; el límite e infraestructura de su razón de ser. Cuando me enfrento a ese lugar, a ese supuesto espacio residual, percibo su intensa energía, el alto tránsito sobre la autopista ejerce vibraciones contantes sobre las losas, el ruido en el empalme entre la calzada suspendida y el encuentro con tierra firme se instaura como el instante del “shock”, el viento que se encajona y ocupa el paso nivel como un corredor de tránsito terminan por hacer del lugar un espacio activo , dinámico y espontáneo. Una nueva clase de naturaleza.
La obra, este manto metálico que cuelga bajo la autopista, responde y utiliza concordantemente la energía vibratoria, el corredor de viento y la arquitectura del espacio para conectar y sintonizar con su entorno. Esta idea no se distancia del lugar sino que por el contrario se aferra y se funde a él.