El actual Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Bogotá tiene vigencia hasta 2019 y ha pasado por numerosos decretos que han modificado la normativa a lo largo de las últimas administraciones. Por esta razón, el secretario de planeación de la capital colombiana, Andrés Ortiz, hizo un recuento en una charla realizada esta semana, donde enfatizó la importancia de mantener una continuidad que garantice la capacidad de ejecución de planes de desarrollo, así como la claridad en la normativa y su seguridad jurídica.
Aunque no hubo mucho adelantos sobre la nueva formulación sobre el nuevo plan de ordenamiento, Ortiz aclaró que esta debería seguir hacia un equilibrio entre los proyectos y la normativa. Pues, el POT de los últimos años paulatinamente se fue quedando sin proyectos estratégicos, acercándose a la normatividad, pero dejando a un lado los grandes cambios en la ciudad.
Se considera que para el adecuado desarrollo del POT de Bogotá se debe tener una conciencia de ciudad a nivel de toda la sabana y no únicamente de su perímetro urbano. Es de gran importancia el vinculo e interacción con los municipios aledaños, así como la formulación de un plan basado en un presupuesto realista que tenga en cuenta la capacidad de inversión, endeudamiento y gestión de los recursos de la ciudad y el país.
Los municipios circundantes tienen gran interacción con el crecimiento de la ciudad. Bogotá ha crecido del 2005 al 2017 en mas de dos millones de personas, es decir, hoy alcanza los 9.400.000 habitantes. Sin embargo, el crecimiento poblacional no preocupa tanto como la aglomeración urbana de la sabana, pues la mayoría de estos territorios nacen a partir de áreas de expansión las cuales no cuentan con las misma regulación de las zonas urbanas para su desarrollo.
La suburbanización se está comiendo prácticamente toda la sabana. Bogotá tiene una gran virtud frente al desarrollo sostenible, es una ciudad muy densa y muy compacta. Comparada con otras ciudades el mundo, Bogotá tiene 8 millones de habitantes en 40.000 hectáreas, 210 habitantes por hectárea en promedio. Mientras que Santiago de Chile tiene casi la tercera parte [de esa densidad], y ciudades como Houston una décima de esa densidad. Si ponemos a Bogotá bajo esos contextos tendríamos una ciudad extremadamente grande que ocuparía toda la sabana y los valles aledaños
Para 2030, año de vigencia del próximo POT, se espera que Bogotá tenga alrededor de 11.100.000 habitantes, aunque la cifra que más demanda tierra, construcción y renovación es la progresiva reducción de la cantidad de personas por hogar: se casan mayores o tienen menos hijos, estimulando la construcción de más viviendas y mayor ocupación de superficie.
En Bogotá cada vez va creciendo más el estrato medio: el estrato dos y tres sumados son el 76% de la ciudad. El estrato 1 se ha reducido hasta el 9%. No obstante, esto realmente no es así, ya que, lo que ha pasado es que se ha desplazado a la periferia pero a municipios aledaños, como Soacha. Esta concentración ha tomado una forma muy radial donde los bordes tienen los estratos más bajos y los 4, 5 y 6 se concentran hacia la mitad.
Las mayores densidades de ocupación están en los bordes occidentales y la mayor concentración de empleo formal es el eje entre la Carrera 7ma y la Avenida Caracas, alargándose hacia el norte. Por esto es importante cuidar la movilidad, pues se debe poner atención a estos grandes patrones de desplazamiento de la gente que se mueve desde el borde de la ciudad hacia las diversas centralidades.
En cuanto a la movilidad, las cifras son un poco desalentadoras: desde el punto de vista de la malla vial se construyó nada más el 58% de lo que está en los distintos planes de Bogotá. Existe un atraso muy grande en este tema de acuerdo al POT, pero lo más complicado es en cuanto al transporte público. Sistemas como Transmilenio están prestando un servicio que no estaba previsto. El Transmilenio está a un nivel de saturación para el que no fue concebido. El POT preveía tener, a hoy, 20 líneas troncales de las cuales hoy solo existen 9. Solo el 31% de los kilómetros de las troncales que deberían estar construidas de han realizado, el resto no existe.
El Metro es un compromiso, dice Ortiz. Es un proceso que va avanzando y del cual se espera que en 2018 entre en licitación. Pero el metro va a cubrir tan solo un 5 o 6% de la movilidad de Bogotá, asegura el secretario:
“No podemos hacer el Metro y dejar de hacer las 11 líneas de Transmilenio que nos faltan. Hay que hacer ambas cosas para completar la matriz de movilidad del plan original adicional al Metro. Seguramente este ocupará las líneas de mayor demanda, pero recordemos que la línea de Metro cuesta 22 billones de pesos [colombianos], y 22 billones es lo que valen las 11 líneas de Transmilenio que faltan. Claramente la estrategia tiene que ser enfocada a las dos cosas
La charla diagnóstico analizó varios temas como los ambientales, de riesgo y estratificación. Así como los de espacio público: “Bogotá tiene una carencia de espacio público efectivo, lo que hace referencia a plazoletas, parque y plazas. Estamos en 4,4 metros cuadrados por habitante cuando la meta nacional es de 10 metros cuadrados por habitante y los estándares internacionales nos hablan hasta de 15 metros cuadrados por habitantes”.
Sin embargo, no se adelantaron muchos avances en el próximo POT. El secretario se enfocó en hacer un balance general de la normativa que está en vigencia hasta el 2019 y prometió próximamente hablar de las propuestas que se tienen ya para un futuro.
