El equipo integrado por Arquitectura en Estudio y Nomena Arquitectos ha obtenido el segundo lugar en el concurso de diseño del Colegio Argelia II y el Centro de la Bici en Bogotá, Colombia. Buscando materializar la meta de la Alcaldía de Bogotá de construir 30 nuevos colegios y orientar el transporte de la ciudad hacia prácticas más sostenibles como la bicicleta, la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) y la Secretaría de Educación del distrito de Bogotá (SED) organizaron este concurso.
El Colegio y Centro de la Bici es el primero de su clase en Bogotá. Según las bases, serán "17.500 metros cuadrados para desarrollar ideas novedosas, que integren escenarios flexibles, adaptables a diversas necesidades y aprendizajes a niños y de la ciudadanía; un espacio para consolidar a Bogotá como una ciudad pionera en educación y movilidad sostenible, que se articula con iniciativas públicas y privadas".
Memoria oficial: El Colegio Argelia II y Centro de la Bici se plantea como un sólo edificio que integra dos programas disímiles. A partir de una materialidad de ladrillo y concreto y una estética modular y atemporal, el proyecto busca convertirse en un referente para la comunidad incorporando los usos requeridos y contextualizándose con su entorno. Su forma tipo “peine” es claramente identificable y ayuda a definir el perfil tanto de la Avenida Bosa como de la Carrera 81A permitiendo, por el contrario, que los límites del edificio se difuminen hacia el Parque del Río Tunjuelo. La respuesta a esta doble relación urbano-natural le permite al proyecto generar espacios de caracteres y escalas diversos.
En términos arquitectónicos, el edificio lo componen una espina dorsal y cuatro volúmenes perpendiculares. La barra principal (dando frente a la Av. Bosa) contiene los espacios más públicos del colegio; el auditorio y el comedor, ambos de doble altura, pueden prolongarse hacia el exterior. Tres volúmenes perpendiculares a la espina albergan las aulas, estructurados a partir de la repetición de un módulo estructural de 8.1m x 8.1m. Cada pabellón, de doble crujía, contiene un nivel educativo: preescolar, primaria y secundaria. En su interior cada módulo adopta la función de aula, espacio de extensión o patio. La modularidad le permite agruparse de distintas formas ofreciendo total flexibilidad y fomentando así el aprendizaje lúdico y con énfasis en lo colectivo.
El encuentro entre la barra principal y los tres pabellones perpendiculares se resuelve mediante un hall transversal que contiene todas las circulaciones verticales. El hall integra (y a la vez separa) los programas públicos y privados del colegio, permitiendo que el edificio funcione en distintos horarios y para distintos usuarios: tanto para los alumnos como para la comunidad.
El cuarto volumen es el Centro de la Bici, el cual rota para adecuarse al alineamiento de la calle. Este gesto destaca su distinta función sin dejar de pertenecer al conjunto general. El giro genera la Plaza de Banderas, espacio público de dominio privado que puede ser usado tanto por el colegio como por la comunidad. La prolongación de esta plaza y su unión con la cicloruta que atraviesa el Centro de la Bici se convierte en la conexión con el otro lado del río.
Hacia a la plaza principal, el Centro de la Bici ofrece su rampa helicoidal, que se convierte en el elemento protagonista del edificio. Esta rampa, tanto peatonal como para bicicletas, es el acceso principal hacia los talleres de la bici, ubicados en el segundo piso en un amplio espacio multipropósito. Los talleres se abren hacia esta circulación y hacia la plaza de banderas, propiciando la visibilidad de sus actividades desde el espacio público
En conjunto, el edificio se convierte en un integrador y articulador de las circulaciones planteadas por el tejido de la ciudad, absorbiéndolas hacia su interior y distribuyéndolas según se requiera, respondiendo de manera diferenciada a los tejidos y texturas que le ofrece su contexto inmediato. Su presencia ofrece una identidad fuerte y consolidada, generando sentido de pertenencia en la comunidad.
Memoria urbanística
El proyecto, debido a su localización, su uso y su representatividad, trabaja en dos escalas urbanas: A nivel de ciudad y a nivel local. A nivel de ciudad se propone como un elemento que forma parte integral del sistema de equipamientos a lo largo del Corredor Ecológico del Río Tunjuelo. Esta condición define su morfología, generando dos tipos de relaciones con la ciudad. Por un lado, un frente poroso hacia el río permite que el edificio se integre con el parque lineal a través de algunos de sus usos más públicos, como lo son las canchas múltiples. Se difumina el límite entre el edificio y el parque a través del uso de plataformas y tribunas para eventos deportivos.
Por el otro lado, inmerso en un contexto completamente urbano, el edificio conforma una “L” que ayuda a definir el perfil de la ciudad. Con esta operación, ubicando los usos más públicos del colegio hacia esta vía (auditorio y comedor), se genera un conjunto de espacios públicos activos en el frente del edificio. En la esquina, la rampa helicoidal que permite el acceso al segundo piso del Centro de la Bici genera una imagen icónica y representativa.
La Plaza de Banderas del Colegio se plantea como un eje de carácter semi-público que conecta, cruzando el río, con la prolongación de la Carrera 81 A. La privacidad de esta plaza puede ser controlada por el colegio durante las horas de clase.
La circulación del edificio se plantea como un elemento capaz de sumarse y estructurar la circulación a nivel público, tanto peatonal como de ciclorutas. Se introduce el flujo peatonal al interior del colegio a partir de su espina dorsal, mientra que la bicicleta forma parte integral de la imagen del Centro de la Bici a través de la rampa y circulación en segundo piso, que finalmente conecta y cruza sobre el Parque del Río Tunjuelo.
Modularidad
Los pabellones que contienen las aulas se conforman a través la repetición de un mismo módulo de 8.1m x 8.1m. Cada pabellón, con espacios ubicados en doble crujía, contiene uno de los niveles educativos: preescolar, primaria y secundaria.
En su interior, cada módulo puede adoptar la función de aula, espacio de extensión o patio. La modularidad permite agrupar espacios de distintas formas, otorgando absoluta flexibilidad. De esta manera todos los salones pueden integrarse con un salón adyacente, tener acceso a un espacio de extensión, o ambas al mismo tiempo. Esta flexibilidad ofrece gran diversidad en la manera de utilizar los espacios, otorgando un carácter lúdico al colegio y fomentando la interacción y el juego como parte esencial del proceso de aprendizaje.
Espacios de aprendizaje
Los espacios del colegio, en espacial los volúmenes que albergan las aulas, están pensados para la educación del siglo XXI, priorizando la flexibilidad de sus espacios y la versatilidad de su uso.
Complementando los espacios de aulas tradicionales (que pueden ser divididos o englobados según se requiera), se plantean espacios flexibles de colaboración y aprendizaje; espacios extensivos y adaptables que enriquecen la experiencia educativa. De esta manera las circulaciones dejan de ser pasivas y rígidas, y se convierten en espacios activos y dinámicos, integrados a los patios de Preescolar, Primaria y Secundaria.
La naturaleza se hace presente en todos estos edificios a partir de la incorporación de patios, pensados como espacios de escalas diversas y de caracteres individuales, que articulan los edificios y generan relaciones directas con el resto del campus educativo.
Estructura y materialidad
El planteamiento estructural y la definición material del proyecto buscan generar una solución sencilla y durable, construible a partir de tecnología y mano de obra local y de fácil mantenimiento.
La estructura del colegio se compone a partir de pabellones independientes construidos con un sistema aporticado en concreto armado. Sus luces de 8.1 m en ambos sentidos y su diseño modular permiten una alta estandarización y agilidad en los procesos constructivos. El centro de la bici sigue la misma lógica constructiva, pero debido a su carácter industrial y la espacialidad requerida, las luces se definieron de 8.1 m en el sentido corto y de 16.75 m en el largo. La luz larga se vence a partir de vigas en concreto en forma de “V” con un canto de 1.5m. La geometría de estas vigas ofrece la oportunidad para generar tragaluces continuos a lo largo de toda la cubierta del edificio.
El tercer piso del centro de la bici vuela sobre la rampa helicoidal, sostenido sobre un bosque de columnas metálicas de 35 cm de diámetro, las cuales llegan a una placa de transición de 1m de profundidad. Su distribución aparentemente aleatoria genera un contraste frente a la racionalidad y modularidad de toda la estructura del proyecto, enfatizando el carácter lúdico y representativo de la esquina. La materialidad del edificio se compone principalmente a partir de ladrillo y concreto visto, elementos que denotan por un lado racionalidad constructiva, fácil mantenimiento y durabilidad en el tiempo, y por otro una fuerte conexión con la identidad arquitectónica de Bogotá.
La envolvente se construye en ladrillo, distribuido a partir de módulos verticales repetitivos cuya densidad varía dependiendo del uso del espacio. Ofrece una imagen institucional atemporal mientras funge como elemento de protección solar.
Espacialidad
El diseño busca permanentemente generar diversidad en el carácter de los espacios a partir de pérgolas, llenos y vacíos, alturas dobles, patios abiertos y semi-cubiertos, espacios públicos y semi-públicos y terrazas en distintos puntos del proyecto. De esta manera los espacios interiores se encuentran permanentemente en contacto con la naturaleza a través espacios exteriores verdes, duros y semiduros.
La riqueza espacial, la permanente interacción entre el adentro y el afuera y la diversidad de escalas de patios, circulaciones, aulas, espacios de extensión y terrazas, permiten que los alumnos tengan más opciones para encontrar donde interactuar con los demás, sentirse a gusto y desarrollar su potencial educativo de una manera lúdica y vibrante.
El Centro de la Bici refuerza ese carácter divertido y flexible ofrecido por el colegio. La rampa helicoidal y la cicloruta de color intenso se plantean como elementos icónicos y representativos, cargados de identidad, generadores de sentido de pertenencia en la comunidad.
Arquitectos
Ubicación
Bogotá, Bogota, ColombiaArquitectura en Estudio
Camilo Garavito, Natalia Heredia, Carlos Núñez, Laura Barroso, Felipe Díaz, Paloma JimenoNomena Arquitectos
Moris Fleischman, Diego Franco, Héctor Loli, Jorge Sánchez, Christian HuamanVisualizaciones
MonomoPremio
Segundo LugarAño Proyecto
2017Fotografías
Equipo Segundo Lugar
