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Arquitectos: Cornejo + Fiorini Arquitectos
- Área: 678 m²
- Año: 2013
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Fotografías:Ana Paola Fiorini
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Proveedores: Precor
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el distrito del Rímac en Lima, fue erigida en la década de los años 60 por la Congregación de Religiosas Agustinas Hijas del Santísimo Salvador. El paso del tiempo, el clima y la aplicación de un mal mantenimiento menguaron el estado de sus estructuras acelerando su deterioro. Luego de un análisis profundo se aprobó realizar un nuevo diseño de cobertura y el reforzamiento de sus estructuras, de tal forma que se agregue valor a la iglesia existente.
Para el nuevo diseño de la cobertura se consideraron cuatro puntos muy importantes: el Sistema Constructivo que mejor se adecue a lo planeado , la Altura del Espacio Interior para proporcionar y dimensionar la nave, el Altar como principal punto de atención y por último la Nueva Fachada y la Interacción con el Entorno.
Considerando todo lo antes mencionado, se decidió emplear al acero como material predominante debido a su maleabilidad, resistencia y optimización en tiempos de ejecución.
El uso de arcos ojivales permitió cubrir grandes luces y lograr la altura apropiada, brindando el anhelado confort al usuario.
Para conseguir que el altar sea el principal punto de atención dentro del recinto, se adoptó como imagen conceptual a “La Paloma”, símbolo del Espíritu Santo. Mediante la superposición de tres planos a diferentes alturas se logró representar de forma simbólica a una paloma con las alas abiertas, ubicada en la parte superior del altar puede ser apreciada desde cualquier lugar de la nave, denotando la presencia y compañía del espíritu santo en todo momento.
Para integrar la fachada con el entorno, en este caso integrar el parque que se encuentra al frente, se propuso trasladar a la calle figurativamente la idea de Altar, y para lograrlo se planteó paneles de vidrio entre la fachada y la cobertura creando un elemento independiente que simula un altar, donde se colocó la imagen de Nuestra señora de la Consolación, realizada en acero por el reconocido escultor Luis Sono Cabrera.
Esta nueva configuración espacial creó un fuerte vínculo entre lo interior y lo exterior, generando una nueva interacción con el usuario, invitándolo a ingresar y a permanecer en su interior.
Sin vulnerar y olvidar por completo el contexto y la escena existente, se logró concretar un entorno espacial único y llamativo, compuesto por un amplio ambiente, muros blancos, transparencias que dejan colar la luz natural de manera sinuosa, luces artificiales estratégicamente ubicadas que vistas de lejos denotan la presencia de algo importante. Ligereza, paz, comodidad e identidad religiosa, es lo que confluye en este recinto espiritual.