Para muchas arquitectas y arquitectos, las maquetas son un gran ejercicio de experimentación. Mientras un edificio toma años en ser construido, las maquetas nos proporcionan la flexibilidad e inmediatez que ansiamos como diseñadores y nos hacen sentir que realmente estamos haciendo algo: un sentimiento que los softwares de modelado 3D difícilmente logran provocar.
Las maquetas físicas han jugado un rol decisivo en la carrera de renombrados arquitectos como Peter Zumthor, de quien es conocido su interés en las maquetas, por sobre otros tipos de representación. Mientras Steven Holl, por su parte, se ganó el interés del medio por Bridge of Houses, su provocativa propuesta para el Highline de Nueva York a fines de los años setenta.
Los modelos de Frei Otto con pompas de jabón en los años sesenta fueron claves en sus investigaciones sobre tensoestructuras. Tres décadas más tarde, el trabajo pionero de Frank Gehry en el diseño digital implicó rastrear las formas de sus modelos digitales en el software CATIA.
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