Titulado originalmente como "FairBnB o cómo remediar que Ámsterdam se convierta en un hotel", en este artículo el cofundador de City Makers y miembro de la plataforma Fair City en Ámsterdam, Sito Veracruz, ahonda en el dilema urbano que enfrenta la ciudad holandesa ante la presión turística estimulada por plataformas como Airbnb y el consecuente aumento del valor de la vivienda para los residentes reales.
Ámsterdam es una de las pocas ciudades donde el alquiler de apartamentos a través de Airbnb y otras plataformas similares es legal y está regulado. Aquí es posible alquilar un apartamento completo durante 60 días al año sin necesidad de registro. También es legal alquilar una o dos habitaciones de la casa sin límite de tiempo, para lo cual únicamente hay que cumplir unos requisitos e informar al Ayuntamiento.
Ámsterdam está en el top 10 de ciudades con más alojamientos ofertados en la web Airbnb, con 17.000 apartamentos listados, y puede presumir de ser una de las pocas ciudades del mundo que saca un rendimiento económico directo de estos alquileres. El convenio firmado entre Amsterdam y Airbnb en 2014 incluye la obligación de la empresa de recaudar la tasa turística (un 5% del importe total de cada reserva) que reportó al Ayuntamiento el pasado año unos ingresos de 5,5 millones de euros.
Entonces, ¿cuál es el problema? Pues que como se temía, el aumento de este tipo de oferta ha hecho que los precios de la vivienda se hayan disparado en un mercado que ya estaba saturado de por sí. En ese sentido, las compañías ING y ABN Amro han confirmado una mayor subida de precios en el mercado inmobiliario derivada de este tipo de alquileres. Además, el incremento de alojamientos turísticos en zonas que ya tenían presión turística ha provocado que el malestar de los vecinos con los turistas se haya acrecentado.
Desde la plataforma Fair City Amsterdam –que aglutina a varias asociaciones de vecinos y defensoras del «derecho a la ciudad»– consideramos que, además de realizar un control de la legalidad de este tipo de apartamentos, es necesario trabajar en alternativas más respetuosas, responsables y justas con la ciudad. Valoramos los esfuerzos del Ayuntamiento en perseguir el alquiler ilegal y seguimos exigiendo un sistema de registro que haga esta tarea de control más sencilla. Sin embargo, creemos que no es suficiente.
¿Qué es FairBnB?
FairBnB es un movimiento que busca facilitar que el alquiler vacacional entre particulares cumpla los principios de la economía colaborativa y sea lo más positivo posible para los residentes. No pedimos la prohibición de la actividad sino una regulación y articulación de ésta que minimicen el impacto negativo de este tipo de alquileres, y que a su vez beneficien a aquellas personas y zonas de la ciudad a las que la descentralización del turismo les pueda resultar positiva.
El problema con las principales plataformas como Airbnb está claro: al no compartir con la administración los datos de reservas de sus clientes es imposible hacer cumplir con la legislación vigente. Por ello, creemos que se ha de ir un paso más allá y trabajar en una plataforma alternativa a través de la cual se gestionen los alojamientos vacacionales P2P de una manera participada y en colaboración con la ciudad.
Una plataforma FairBnB permitiría el alquiler online de apartamentos y habitaciones de corta estancia, al igual que ocurre con las plataformas existentes, pero con tres diferencias importantes:
Únicamente se deberían listar aquellos apartamentos que cumplan con la normativa existente.
Allá donde existe regulación, sólo se deberían listar aquellos alojamientos que la cumplan. No puede ser admisible que desde plataformas como Airbnb se permitan anuncios manifiestamente en contra de las regulaciones locales y que se pongan trabas para descubrir a quienes aprovechan para especular y explotar viviendas turísticas comerciales de una forma encubierta.
La cantidad de alojamientos turísticos debería estar equilibrada por la ciudad a fin de minimizar su impacto.
La concentración masiva de apartamentos turísticos en determinadas zonas causa graves impactos sociales y económicos en ellas. La descentralización espacial del turismo sólo se consigue con medidas de fomento, por lo que tanto el Ayuntamiento como una plataforma FairBnB deberían aplicar medidas que incentiven el alojamiento en las zonas con menor presión turística. Por supuesto se trata de equilibrar la presión, no de multiplicarla, por lo que estos incentivos se han de combinar con cuotas y medidas de control de alquileres ilegales en zonas saturadas.
Una plataforma FairBnB sin ánimo de lucro y propiedad de sus usuarios.
La única manera de que una plataforma de alquiler vacacional se niegue a publicar un alojamiento que no cumple con la regulación local es a través de un código ético que ponga el compromiso con la ciudad por delante de las ganancias. Además, queremos involucrar a los vecinos y democratizar la toma de decisiones en algo cuyo resultado y gestión afecta a todo el vecindario. Por tal motivo, aspiramos a que FairBnB se convierta en una plataforma cooperativa global con nodos locales. De momento estamos en contacto con diversas cooperativas y asociaciones de Ámsterdam para comenzar un proyecto piloto a nivel local.
Os mantendremos informados.
Sito Veracruz reside en Ámsterdam desde 2012. Es consultor urbano, cofundador de City Makers y miembro activo de la plataforma Fair City.