- Área: 1720 m²
- Año: 2017
-
Fotografías:Roland Halbe, Sebastián Mallea, Cristian Undurraga, Carlos Massmann
-
Proveedores: Arauco, Albertani, Stahlbau
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Desde comienzos los comienzos del diseño, supimos que el Pabellón Chileno, para la Expo Milán 2015, debería ser de madera. Chile tiene una hermosa tradición de edificios de madera cuyas raíces se remontan a la colonización europea en América. La madera es también uno de los recursos naturales más importantes del país, además de ser un material renovable, siendo Chile uno de los países más exitosos en la tasa de reforestación del planeta.
Para extender el ciclo de vida útil del edificio luego de terminada la Expo de diseñó una estructura mecano donde la racionalidad y simpleza de sistema constructivo permitiera, no sólo un rápido montaje en Milán sino, además, permitiera su posterior desmontaje, transporte y reconstrucción en Chile. Al mismo tiempo, se diseñaron espacios neutros, al interior del edificio, para permitir flexibilidad durante la exposición, teniendo en cuenta su adaptación a diferentes usos en el futuro.
El destino final del Pabellón, terminada la Expo, fue la ciudad de Temuco, al sur de Chile. A diferencia de su implantación original en Milán, donde el pabellón era parte de un paisaje denso y abigarrado de edificios singulares aquí, en Temuco, el entramado de madera enfrenta un espacio público abierto dando paso a una nueva lectura de su volumen. Por otra parte, como telón de fondo, aparece la masa arbolada del cerro Ñielol, territorio sagrado para los Mapuches, pueblo originario de la región.
Formalmente, el pabellón, es un volumen simple hecho de madera laminado de pino radiata, cuya expresión está definida por una retícula estructural. Estructura y arquitectura son una misma cosa. Desde la distancia el pabellón aparece como una totalidad, (escala monumental), mientras que en la inmediatez aparece el fragmento, el despiece de la madera Que nos relaciona con el cuerpo y le confiere escala humana.
La caja de madera está montada sobre 6 trípodes invertidos de acero. Esta condición de "puente" permite liberar la planta baja generando una transparencia visual y creando un espacio intermedio donde interior y exterior se funden. En su nueva ubicación se dispuso un acristalamiento perimetral del espacio de modo tal que se permitiera su uso intensivo durante todo el año. Allí se despliega un pequeño mercado y un restaurante, además de servir de atrio para subir a la caja donde tiene lugar las exposiciones. Como complemento del programa se diseñó un pequeño auditorio y oficinas administrativas.