La arena es el recurso natural más consumido en el mundo después del agua y el aire. Las ciudades modernas se construyen a partir de ella. Sólo en la industria de la construcción, se estima que se utilizan 25 mil millones de toneladas de arena y grava cada año. Eso puede sonar mucho, pero no es una cifra sorprendente cuando te das cuenta que todo lo que te rodea está probablemente fabricado de estos dos elementos.
Pero la arena se está acabando.
Es aterrador pensar en eso cuando te das cuenta de que se requiere de arena para fabricar concreto y asfalto, sin mencionar cada una de las ventanas de este planeta. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente descubrió que del 2011 al 2013, solo China usó más hormigón de lo que Estados Unidos había utilizado en todo el siglo XX y en 2012, el mundo usó suficiente hormigón para construir un muro alrededor del ecuador que tendría 89 pies de alto y 89 pies de espesor (27 por 27 metros).
Muchos de nosotros tenemos la idea errónea de que la arena es un recurso infinito, pero la dura realidad es que no lo es. Al ritmo que la estamos usando, en países como Vietnam podría agotarse tan pronto como el 2020, según lo estimado por el Ministerio de Construcción del país. Se requiere una arena específica para su uso en la construcción y, desafortunadamente, la abundancia de arena de los desiertos del mundo es de muy poca utilidad para nosotros, ya que los granos son demasiado lisos y finos para unirlos. La arena utilizable que necesitamos puede tardar años en formarse y con nuestro consumo actual, simplemente no es sostenible.
Este problema se ha hecho evidente en los últimos diez años. El año pasado en la Dutch Design Week, Atelier NL celebró un simposio en el que discutieron el tema, llamando la atención de los medios: "A medida que la urbanización de nuestro mundo moderno se expande, también lo hace la necesidad de usar este recurso", comentaron Nadine Sterk y Lonny van Ryswyckde de Atelier NL. "Sin embargo, la arena se está excavando a un ritmo más rápido de lo que puede renovarse. Está desapareciendo de las costas, los ríos y los fondos marinos, causando efectos desastrosos para los sistemas ambientales y humanos".
Mientras la demanda de arena continúa sin disminuir, también lo hacen los problemas mundiales asociados a ella. La industria multimillonaria está causando el agotamiento de las fuentes y está obligando a los 'mineros de arena' a recurrir a suministros menos favorables. Decenas de islas ya se han desvanecido en Indonesia, según un artículo de WIRED 2015, y el daño a los ecosistemas ha sido tan grande que países como Vietnam, Malasia e Indonesia han impuesto restricciones o prohibiciones a las exportaciones de arena.
Sin embargo, las restricciones a las exportaciones de arena solo le están hechando más leña al fuego; la extracción ilegal de arena ha atraído a bandas criminales para vender el material en el mercado negro y se han perdido innumerables vidas como garantía. Además de las preocupaciones relacionadas con la "mafia de la arena", las restricciones más estrictas sobre las exportaciones harán que aumente su precio. Por supuesto, este no es un fenómeno nuevo: hemos visto este patrón una y otra vez con otros materiales no renovables.
Si queremos evitar cualquier daño adicional a los ecosistemas y a la vida de las personas, tenemos que volver a evaluar la cantidad de arena que estamos utilizando y de dónde viene. En el siglo XXI, es casi imposible mirar más allá de un mundo en el que nuestros recursos de arena anteriores se agoten, por lo que varios negocios y empresas han comenzado a buscar alternativas, utilizando la "arena salvaje" que normalmente se consideraría inutilizable. Atelier NL, que presentó su proyecto Ver un mundo en un grano de arena en la Dutch Design Week del año pasado, pidió a las personas enviar muestras de arena de todo el mundo para estudiar sus composiciones al derretirse en vidrio, con el objetivo final de desalentar las importaciones a larga distancia. Los resultados son hermosos, con colores y texturas únicos de acuerdo a su ubicación.
Un grupo de estudiantes del Imperial College de Londres también ha aprovechado la abundante arena silvestre para desarrollar un material compuesto, adecuadamente llamado "Finite", que comparte la misma resistencia que los ladrillos de vivienda y que el concreto residencial. Sin embargo, en comparación con el concreto, tiene menos de la mitad de la huella de carbono debido al simple proceso de uso de aglutinantes orgánicos y tiene la ventaja adicional de ser reutilizable, ofreciendo una opción de material ecológico para proyectos de infraestructura a corto plazo.
Aunque estas alternativas se encuentran en las primeras etapas de desarrollo, ambas buscan encontrar una solución a este problema del siglo XXI. Al igual que otros recursos no renovables de nuestro planeta, tenemos que cambiar nuestra perspectiva en relación a la arena. Así que, la próxima vez que decidas usarla en la construcción de tu proyecto, tómate un momento para pensar en todas las implicaciones que esto podría tener.