Descripción enviada por el equipo del proyecto. Twelve Tacoma de Toronto, de Aleph-Bau, se destaca en una hilera estable de casas típicas de trabajadores del siglo XIX en el céntrico barrio de Summerhill de Toronto. Las fachadas de ladrillo de colores y los pórticos frontales de las casas vecinas albergan a Twelve Tacoma en una lengua vernácula que a la vez acentúa sus cualidades modernas.
Esta sensación paradójica nace de la elección de los materiales: la pintura blanca de Twelve Tacoma y el revestimiento de aluminio corrugado son distintamente elegantes a la estética de un vecindario familiar. Ciertos detalles, como la simple barandilla delantera y el toldo de plexiglás sobre la puerta, imitan a las significantes casas vecinas, pero con una inclinación decididamente contemporánea.
Sin embargo, Twelve Tacoma no se sobrecarga ni está fuera de lugar. El nivel superior de aluminio casi no se ve desde el frente de la casa. Desde la calle en la parte posterior, aparece a la vista la masa vertical completa, ya que los puntos de vista apilados disuelven los límites del interior y el exterior, llevando el follaje cercano al hogar, y viceversa, a los habitantes al exterior.
Para construir la adición del tercer piso sin sobrecargar los muros, se introduce una nueva estructura de acero en el edificio de madera original desde el suelo hasta el techo.
El interior está austeramente amoblado y minuciosos detalles se repiten con un refrescante dogmatismo. Incluso las unidades modulares de almacenamiento en la sala principal y las habitaciones, trabajan para ocultar el desorden habitual de la vida doméstica, creando una composición holística que enfatiza los estándares de la organización casi Fordista.
Lo que lleva a la casa más allá de los efectos más sombríos o inhabitables de la estética modernista es su relación de bienvenida con los elementos naturales. Twelve Tacoma es abierta y transparente, invitando a la naturaleza. Un baño está equipado con una pared de plantas, que sobresale de la bañera, con todo el espacio ligeramente incrustado en un balcón, pero con una puerta de cristal que completa el muro desvergonzadamente sin cortinas.
Grandes ventanas que se extienden hasta la parte posterior de la pared exterior de la casa abren el espacio a la luz del sol y reflejan un brillo energizante en el interior. La escalera en el centro de la casa actúa como una fuerza fundamental en el diseño, su geometría caprichosa le da al espacio un carácter lúdico, mientras que la sala de estar del sótano está ligeramente hundida, haciendo que los asientos de banco de concreto parezcan un pequeño anfiteatro personal.
Delnaz Yekrangian, director de Aleph-Bau dice:
Los elementos arquitectónicos desaparecen a favor de la atmósfera, que es un reflejo amplificado del exterior; la luz, el cielo, las nubes, el árbol de los vecinos, el sonido de las lluvias y las estructuras destartaladas del carril ahora están dentro
La terraza de la azotea y las geometrías inusuales de la casa son reacciones sin precedentes a las estrictas regulaciones de zonificación de Toronto. Los arquitectos han trabajado con las estipulaciones para integrar a la perfección pequeños agujeros y barandillas simples que aparecen, sin esfuerzo, como si siempre hubieran sido una parte del diseño original.
El proyecto de Aleph-Bau amplía la relación sensorial, imaginativa e intelectual a la arquitectura tradicional en un diálogo intenso con su contexto urbano y los elementos naturales circundantes.
