- Área: 160 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Federico Cairoli
El lugar:
El lugar posee una inmejorable vista en donde los volcanes aparecen como un manto blanco en el horizonte, y en donde la marea baja abruptamente y deja ver las distintas texturas: una hermosa playa de arena, luego piedras con arenas y luego piedras ordenadas que dibujan geometrías circulares entre la playa y el mar. El lugar nos susurra su historia en ese momento.
Los primeros habitantes, hombres de mar, los chonos o Payos como se conocen en el lugar, eran navegantes nómades, que dejaron en el mar sus vestigios, sus corrales de pesca.
Descubrir sus vestigios fue descubrir su condición vernácula, fue descubrir una cultura. Lo anterior, abrió nuestros sentidos para trabajar sobre lo preexistente.
La limpieza del lugar, permitió recuperar una hermosa playa con dunas de arena blanca, que durante los últimos años se había cubierto de grandes espinillos de maleza. El lugar re apareció y permitió darnos señales proyectuales para diseñar en torno a una experiencia del lugar.
El proyecto:
Al reaparecer el lugar tres claros niveles aparecieron: el primero en donde se accede desde la carretera un plano verde; un nivel intermedio más rocoso que estaba oculto bajo los espinillos, y un tercero que conforma la playa de dunas de arena blanca que llega de forma rocosa al mar.
El proyecto se emplazó en la capa intermedia, de forma fraccionada, acomodándose a su geografía con volúmenes propuestos de forma independiente entre sí, escultóricos, como grandes rocas del mar, amarrados por libres circulaciones que como senderos a través de la arquitectura ordenan el espacio.
Se reconoció en el proyecto, su condición de exterior, de playa, a través de terrazas y circulaciones comunicadas entre sí, que se extienden y comunican hacia senderos, dunas, siempre dominando las vistas sobre la inmensidad del mar. Desde el acceso, la arquitectura solo se insinúa, invitando a descubrir este nuevo encuentro con el lugar. Un puente a modo de brazo invita a conocerlo.
Los recintos al estar separados, son íntimos, propios de los visitantes que los mantienen en su condición de nómade en el lugar. Un gran volumen es el espacio de encuentro, espacio público, expuesto, que entorno al fuego y la cocina invita a vivir según la lógica del conjunto rural en Chiloé.
Reciclaje:
Con el uso de antiguas planchas de zinc, recicladas de antiguas construcciones, el proyecto nace con historia y se hace parte del lugar, de lo temporal y de lo ancestral. El color rojo del óxido, similar al color de la tierra, hace a la arquitectura parte del lugar como un trozo de tierra, un peñón.