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Arquitectos: Sergi Pons architects; Sergi Pons
- Área: 220 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Adrià Goula
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Nos encontramos con una construcción entre medianeras de dos plantas en el barrio de Gràcia de Barcelona, que había sido construido como almacén en los años 60 por un familiar de los propietarios. Se trataba, pues, de un edificio de carácter industrial construido a base de muros de carga perimetrales, vigas principales y secundarias de hierro y revoltón cerámico.
La principal preocupación de los propietarios era que el edificio tenía muy poca luz ya que estaba rodeado de construcciones de mucha altura, y la fachada principal, orientada al Norte, daba a una calle bastante estrecha. Dado que el deseo de la propiedad era transformar este espacio, industrial y, por lo tanto, de carácter frío, en una vivienda luminosa y acogedora, decidimos dividir el programa en dos partes.
En primer lugar, decidimos situar las habitaciones en la planta baja, así como los baños y los espacios de almacenaje, aprovechando la luz de los patios ya existentes. En segundo lugar, ubicamos la cocina y el estar-comedor en la planta primera.
Para ganar el máximo de luz posible dentro de la vivienda se tomaron, a su vez, dos decisiones fundamentales. Por un lado se generó un patio en la planta primera entre la cocina y el comedor, y por otro se subió la cubierta de la zona de estar creando un gran ventanal en la parte superior que da a la terraza de la cubierta, dando lugar a un espacio elevado y generoso.
Se modificaron las fachadas, de manera que la que da a la calle principal se concibió como un basamento sólido de ladrillo cerámico, y el cuerpo superior, mucho más abstracto y liviano, cubierto con lamas de madera de pino termotratado.
En todo el proyecto pusimos una especial atención en la jardinería, que adaptamos convenientemente a cada uno de los espacios de la casa: enredaderas en los patios de las habitaciones, en la planta baja; un limonero en el patio de la planta primera que da a la cocina y al comedor; y en la cubierta superior, plantas de mayor tamaño para garantizar una mejor privacidad en el interior de la vivienda. Por lo tanto, se concibió la cubierta como un jardín más de la casa y, de ese modo, se la recubrió con la misma madera que la fachada.
Se optó por un suelo en espiga de roble natural para el conjunto de la vivienda, de hormigón en cocina y baños; i se recubrieron las paredes con papel de la marca “Cordonné” ; y en algunas zonas y muros de obra vista optamos por una pintura de color blanco. Y todo ello para dar mayor carácter y calidez al conjunto.