- Área: 278 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Laurentzi Garmendia
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Proveedores: BMI Cobert, Cortizo, Daikin, Europerfil
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La vivienda es el nuevo hogar de una familia joven con dos hijos. Es una vivienda hecha a medida, con singularidades de organización fruto de sus necesidades específicas y de sus sueños.
El barrio de San Miguel Artadi de Zumaia se levanta en una colina desde la que se divisa una hermosa panorámica. La situación de la parcela, en una ladera orientada a sur y con vistas despejadas hacia el valle, hace de este emplazamiento un lugar privilegiado para vivir. La nueva vivienda aprovecha la geometría trapezoidal de la parcela para situar, casi como si fuera algo instintivo, todos los espacios orientados buscando el soleamiento y las vistas del valle que ofrece la parcela.
El resultado es un espacio fluido en el que al moverse entre las estancias la presencia del paisaje lejano es una referencia constante. Esta cierta sensación de aislamiento del entorno próximo y la atractiva relación con el valle explica de alguna manera la génesis del proyecto.
La organización interior de la vivienda y la calidad espacial de sus estancias se han convertido en protagonistas del proyecto y su presencia en el entorno es casi consecuencia directa de ellas.
De esta manera, apoyándonos en la exigencia urbanística de construir con cubierta a 2 aguas de teja roja, resolvemos el volumen como una adición de cubiertas que se van adaptando a las necesidades propias de cada espacio controlando los volúmenes a calefactar y creando singulares espacios personalizados y adaptados a las necesidades de sus habitantes. Así, la lectura exterior de la edificación es de adición de volúmenes con cubiertas a 2 aguas que dan un carácter abstracto al conjunto y evocan la suma de cumbres que moldean el paisaje lejano.
El cuerpo edificado se aproxima al límite norte de la parcela, respetando los 3m de retiro, para liberar la mayor parte del jardín en la zona sur más privada y soleada. El acceso peatonal y rodado se realiza desde la calle y la fachada norte. Al aproximarse a la vivienda, la edificación se percibe como una adición de 4 modestos volúmenes de pequeña escala sin apenas aberturas a esta fachada norte. Es, sin embargo, al acceder al interior de la parcela, cuando, al descubrir la fachada sur, se percibe la verdadera escala de la vivienda, totalmente abierta al jardín y a las vistas.
La adición de diferentes cuerpos compone un volumen complejo que se genera de forma orgánica de dentro a fuera, confiando la armonía del conjunto al reflejo de la calidad de los espacios interiores. La contención en el número de materiales a utilizar y en los gestos arquitectónicos pretenden dotar al conjunto de un carácter abstracto que se quiere potenciar. Se ha proyectado una piel continua de teja cerámica roja que se extiende a las fachadas este-oeste haciendo equivalentes fachadas y cubiertas acentuando el carácter abstracto de la propuesta y dotándola de la escala doméstica que reclama esta arquitectura residencial.
Las fachadas norte y sur se revisten, en cambio, con paneles de chapa ondulada minionda a modo de fachada ventilada, potenciando la ambigüedad entre ambos planos.