Recorriendo las calles de Bogotá, es inevitable no sentirse atrapado por la mezcla de corrientes artísticas a través de cada cuadra. Las diferentes construcciones que reflejan la historia, el paso del tiempo, la supervivencia de casas y edificios ante los inminentes cambios espaciales de la ciudad construyen una especie de palimpsesto arquitectónico, en donde algunas estructuras son reutilizadas, o los espacios son renovados pero la huella que refleja una historia prevalece.
Precisamente el barrio Niza Antigua fue uno de los barrios declarados como patrimonio cultural: diseñado por el arquitecto Willy Drews, en los años 60 su localización —para ese entonces distante del sector financiero y comercial de Bogotá— implicó una serie de cambios en los estilos de vida de sus residentes, mientras la ausencia de rejas y la proximidad entre cada casa fomentaron la creación de una comunidad entre los vecinos.
Este barrio fue declarado patrimonio cultural en 2012, el cual el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural plantea que su valor "está representado en objetos, edificaciones, sectores urbanos y manifestaciones de carácter cultural que aluden a las múltiples identificaciones, sentidos y apropiaciones que como habitantes de este territorio que es Bogotá, tenemos respecto a nuestra historia y nuestros vínculos con la memoria".
En su concepción la urbanización Niza fue una propuesta de espacios que para la época no eran comunes, como lo fueron la implementación de jardines abiertos, y una re-configuración de los ante-jardines para darle continuidad a las calles. Un barrio con zonas verdes, pensado en conectar las familias, es inherente al paso del tiempo, conservando sus anchas calles que transportan al observador a un barrio americano con residencias que no superan las dos plantas (en su diseño original).
En la arquitectura de este barrio bogotano es posible contemplar como el contraste entre ladrillo y paredes blancas representa la esencia del aspecto del barrio, la predominancia de espacio verdes en la zona frontal y posterior de cada casa con espaciosas áreas son configuraciones que han ido desapareciendo en la ciudad debido al aumento de la población.
Actualmente no solo se encuentra protegido y blindado ante los asentamientos comerciales al mantener su función estrictamente residencial, sino que se conserva como un grupo de calles (comprendidas entre la 127 y 118) representativo para la capital colombiana. A medida que el transeúnte avanza hacia adentro del barrio Niza, se dispersa el ruido de la ciudad, se re-conecta con la naturaleza y es posible presenciar algunas de las casas que mantienen su estructura, diseño y fachada originales.