“En esta casa están los libros que me sirvieron para escribir la historia de la literatura argentina que es la historia del dolor argentino, está la correspondencia copiosa intercambiada durante medio siglo con muchas conciencias sabias, está mi archivo, todo lo cual no he podido ordenar ni clasificar, porque los trabajos no me lo permitieron, pero todo ha sido cuidado y dispuesto por mi esposa. Con su consentimiento, digo hoy que todo esto ya no me pertenece: pertenece a la patria, para que los futuros investigadores encuentren aquí los elementos que les permitan saber cómo palpitaba el corazón del país…”
Con estas palabras se accede al Museo Casa de Ricardo Rojas. El prólogo, si se quiere. La casa de Ricardo Rojas es una pieza enigmática que comprende en sí misma varias capas de cultura. En la biblioteca descansan los maestros: Borges, Arlt, Walsh, Rojas. En el patio fuentes y sirenas, soles y estrellas. Símbolos que apelan a nuestra memoria.
Pero para comprender la casa, es necesario primero conocer al hombre detrás de ella. Ricardo Rojas fue humanista, historiador, ensayista, biógrafo, periodista, profesor, decano y rector. Su legado fue fundamental para la literatura argentina: obras como El país de la selva, la icónica biografía de San Martín llamada El santo de la espada, Eurindia, y por supuesto Historia de la literatura argentina. A lo largo de su vida se preocupó por la historia de las letras y la búsqueda de la identidad nacional. Estas inquietudes las manifestó en su obra literaria así también, como en su casa.
Al igual que el palacio Barolo y la Divina Comedia, aquí también la literatura actuó como musa inspiradora para la arquitectura. Quiso plasmar los conceptos expuestos en su libro “Eurindia”. Precisamente, la teoría estética “euríndica”, palabra que nace al combinar Europa e India.
En el marco de las celebraciones del centenario de la independencia argentina, se propuso investigar la identidad nacional. Muchos artistas e intelectuales de la época admiraban la cultura europea, y querían que las manifestaciones artísticas (literatura, arquitectura, escultura, etc) siguiesen esa influencia, tratando de borrar el pasado indígena precolombino.
Rojas estudió la historia Argentina así como la del continente Americano. Llegó a la conclusión de que América posee sus raíces en las culturas indígenas y europeas, y propuso una teoría estética que fusionaba las distintas herencias culturales.
De esta manera, le encargó el proyecto de su casa al arquitecto Ángel Guido para materializar sus ideales, que tomó nota y planteó que la arquitectura se base en la fusión de las culturas hispánica y precolombina.
Replicó en la fachada la Casa de Tucumán. Este gesto fue de gran peso simbólico ya que remite a nuestra historia, nuestro pasado colonial, al lugar donde en 1816 se declaró la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América.
Inmediato al acceso se encuentra el primer patio. Nuevamente el arquitecto diseñó el espacio con elementos que apelan a nuestra memoria colectiva, en este caso, el imperio Inca. Las columnas y frisos fueron trabajados con bajo relieves: el sol, el maíz, la flor y la estrella. Sirenas e incas envuelven el espacio, la loggia nos da la bienvenida. Con todos éstos recursos Guido nos hace olvidar que estamos en Buenos Aires, y de a poco nos introduce al universo de Rojas.
Al acceder a la casa, encontramos el salón, un amplio local en doble altura que exhibe muebles y objetos personales del propietario. Llanos muros blancos contrastan con el clásico piso de damero granítico y paneles de oscura madera. La generosa altura permite la existencia de un entrepiso donde el arquitecto introdujo un balcón de estilo cusqueño.
La biblioteca es sin duda el despertar del pasado incaico. Murales, puertas, esculturas, escudos, candelabros, remiten a la sólida y geométrica arquitectura del Imperio del Sol. La colección cuenta con alrededor de 25.000 volúmenes y puede ser consultada por el público. Literatura argentina, hispanoamericana y española son las principales secciones. También hay manuscritos originales y libros autografiados por Jorge Luis Borges, Armando Discépolo, Rubén Darío, Manuel Mujica Láinez y Horacio Quiroga, entre otros.
El patio de invierno, actual sala de lectura, evoca a la tradición andaluza. Coloridas mayólicas (tipo particular de cerámica que se caracteriza por su acabado vítreo) bañan de color al espacio, junto con la luz anaranjada filtrada por los amplios ventanales.
Limitando con el patio de invierno se encuentra el patio de los naranjos. La elección de los frutos se debe a que éstos árboles son característicos de Tucumán (tierra natal de Rojas) y España. La presencia de la fuente, el agua y el azahar son asimismo elementos característicos de la tradición andaluza. Otra vez se puede observar la idea de la coexistencia de distintas culturas que se fusionan a partir del arte, o en este caso, la arquitectura. Simetría, agua, luz y vegetación en perfecta armonía.
Ingresar a la Casa Museo Ricardo Rojas desorienta los sentidos. Estamos a pocos metros de la vía pública, pero a la vez muy lejos ¿Es esto Argentina? ¿Perú? ¿Bolivia? ¿España quizás? No. Es la mezcla de todas ellas y aún más. Esto es Eurindia.
