La figura humana es fundamental para entender la escala en ilustraciones, renders hiperrealistas, collages y representaciones tridimensionales. Sin embargo, a menudo parece ser uno de los últimos elementos en ser incorporados, cuando debería ser una decisión premeditada, intrínsecamente relacionada con el proyecto. ¿Qué queremos transmitir más allá de la escala?
En representaciones arquitectónicas ortogonales, estas figuras actúan como indicador claro y simple de las proporciones de un espacio. Dada la familiaridad e identificación, la comparación de la arquitectura con el cuerpo se convierte en un ejercicio casi automático. Asociamos las dimensiones de nuestro cuerpo a las de las figuras representadas, permitiendo así, percibir intuitivamente las dimensiones del espacio. En perspectivas, al incorporar una tercera dimensión, las figuras asumen un nuevo rol, entregando cierta profundidad a la representación.
Por otra parte, el uso de la figura humana permite transmitir ideas sobre cómo se concibe el espacio, destacar contenidos, indicar cometidos, usos propuestos, características funcionales o incluso perfiles de usuarios. Las figuras actúan entonces como elementos polisémicos, que además de dar escala y profundidad, se valen del carácter comunicativo de la representación arquitectónica para transmitir otras ideas.
En muchos casos la figura humana es de los últimos elementos en ser incorporados al gráfico, por lo que dan la impresión de agregados de último momento y sin demasiada reflexión al respecto. Por esta razón, terminan por no ser más que un elemento de referencia escalar. La inclusión de figuras humanas en las diversas representaciones arquitectónicas debería ser una decisión premeditada, intrínsecamente relacionada con el proyecto.
En la actualidad, es clara la necesidad de elegir conscientemente, considerando las implicancias que tiene cada figura colocada. Se torna necesario, dado el poder comunicativo, que el arquitecto interpele las figuras usadas en relación a su proyecto, qué es lo que se quiere transmitir - ¿a quién utiliza? ¿haciendo qué? ¿con qué técnica o estética lo representa?
A través del uso renovado de técnicas de fotomontaje e ilustración, se han ampliado las posibilidades en cuanto a la incorporación de la figura humana. En este sentido, las abstracciones generadas digitalmente representan un importante aporte. Aparecen variaciones como figuras planas con colores sólidos, siluetas dibujadas a mano o collages digitales. En muchos proyectos, se utiliza la figura humana para dar lugar a escenas irreales o utópicas. Aparecen disociaciones temporales entre el edificio y el público que lo habita; no existe relación entre el uso real del edificio y las figuras propuestas; o incluso se eligen figuras de personajes reconocidos. Al ampliar aún más la diversidad de personajes representados, suelen aparecer también minorías que previamente eran ignoradas. Aspectos como etnia, cultura o religión quedan plasmados a través del uso de figuras diversas que, además, actúan como un manifiesto en sí mismo y adquieren mucha fuerza comunicativa.