La siguiente investigación del Laboratorio de Urbanismo de Córdoba (LuCBA) -parte de un convenio entre la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC y el Instituto de Planificación Municipal- explora sobre las lógicas formativas, estructuras físicas y la realidad del Cinturón Verde de Córdoba, Argentina.
"El Paisaje Rural Metropolitano" es un compendio que presenta diversas miradas intencionadas sobre el territorio rural metropolitano. Son miradas que tienen por objeto dar a conocer y poner en discusión las problemáticas y potencialidades de dichos espacios. Conoce algunos extractos del trabajo a continuación:
El interés por los espacios rurales metropolitanos ha ido creciendo en el mundo de forma generalizada, ya sea por su proximidad al área urbanizada, por ser espacios de equilibrio ecológico de las ciudades, o porque garantizan la seguridad alimentaria de la población, entre otras cosas. Sin embargo, este renovado interés aún no se ha trasladado o sistematizado en la planificación.
La idea de espacio rural metropolitano está conceptual y espacialmente relacionada a la noción de espacio periurbano. El territorio periurbano es una superficie de difícil delimitación ya que, por lo general, se define a partir de su contraposición entre lo que es ciudad y aquello que es campo. Es decir, una transición entre lo urbano y lo rural. Por lo tanto, constituye un espacio que no tiene los atributos y las ventajas urbanas (niveles de ocupación, oferta de equipamientos, cohesión espacial, accesibilidad, etc.) Pero que, por su proximidad al área urbana, tampoco cuenta con una definición rural clara. Y es precisamente por esta característica de transición, en un contexto territorial de ciudad cada vez más dispersa y de límites menos precisos, por lo que la delimitación y las políticas específicas para este ámbito son una cuestión cada vez más compleja.
El interés por estos espacios viene de una creciente preocupación en el mundo, de forma generalizada, y podrían sintetizarse en:
- Son espacios próximos a la ciudad sujeto a la presión de las dinámicas urbanizadoras, pero que en lo general se da sin sentido de continuidad con la ciudad existente, fomentando la dispersión urbana en el territorio.
- Son espacios de gran importancia para el equilibrio ecológico de las ciudades.
- Son espacios de valor patrimonial, porque están asociados a una forma histórica de producción y forma de apropiarse y construir el territorio.
- Son espacios que requieren especial atención por el momento de recesión de pequeños productores y pérdida de suelo agrícola.
- Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, la producción fruti-hortícola genera alimentos de alto valor nutricional para los ciudadanos, y el acceso a ellos conforma un derecho fundamental que responde a la garantía de “seguridad y soberanía alimentaria” y el “derecho a la alimentación” (Cumbre Mundial de Alimentación, Roma 1996).
En la actualidad, varios fenómenos definen la problemática específica de Córdoba:
En primer lugar, si bien Córdoba cuenta con muy buen suelo productivo regado por gravedad, los históricos canales se encuentran deteriorados, contaminados y obstruidos en gran parte; lo cual afecta directamente a la calidad de los suelos y su potencial de producción.
En segundo lugar, el avance de la frontera urbana y el modelo disperso de urbanización que encuentran en el espacio rural terrenos baratos para desarrollos inmobiliarios, facilitados por una legislación laxa.
En tercer lugar, el avance de los cultivos extensivos, principalmente de soja, que suplanta la producción fruti-hortícola característica del área.
Finalmente, y de gran importancia, la poca valorización social y económica de quienes trabajan en la producción agrícola intensiva. Actualmente, los trabajadores del cinturón productivo en Córdoba son inmigrantes de origen boliviano que, desde los años setenta, suplantaron paulatinamente a los productores de origen italianos y portugueses, que iniciaron la actividad en el siglo pasado (Giobellina, 2017). La contraprestación económica por su labor no siempre tiene una retribución justa, a lo que se le suma que no son propietarios de los campos que cultivan por lo cual, generalmente, no están representados y protegidos en ninguna asociación de productores. Todos estos procesos disminuyeron sustancialmente la superficie de producción fruti-hortícola, pasando de 28.238 hectáreas de producción en 1987 a 3.167 hectáreas en 2017 y solo ciento veinte productores. (Giobellina, 2015)
La investigación apunta a conclusiones aún abiertas con el objetivo de aportar y mantener activa la discusión sobre el futuro de los espacios periurbanos en las grandes ciudades. El trabajo apuesta por la proyectación territorial con eje en el paisaje y el planeamiento como herramienta para instrumentar y gestionar estos espacios, porque integrando el paisaje a la ordenación urbanística y territorial se le confiere la capacidad de mantenerse vivos. Sin embargo no muchos países han desarrollado instrumentos y regulaciones acordes a ello. Por esto, es importante llevar adelante líneas estratégicas de políticas territoriales que tengan como eje la idea del paisaje como valor intrínseco de todo el territorio y como un factor dinámico en constante transformación.
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Lee el trabajo completo, aquí.
Coordinación: Román Caracciolo Vera, Mariana Debat, Marita Pulido, Simón Salvachúa.
Equipo de Trabajo: Román Caracciolo Vera, Marcos Crivelli, Mariana Debat, Camila Donaire, Pablo Ferrario, Angela Ferrero, Nerina Isa, Santiago Lorenzo, Claudia Marani, Sofía Pereyra Boasso, Marita Pulido, Simón Salvachúa y Micaela Vizzari.