Abandoibarra es hoy el el corazón de la ciudad de Bilbao. Años atrás las construcciones de los antiguos astilleros y los depósitos de Renfe impidieron que dicha porción de terreno cercana a la ría bilbaína se nos presentase con la plenitud de la que goza actualmente. Una parte de esa porción, el ya exento astillero de Euskalduna, supo plantar cara al paso del tiempo hasta 1992, año en el que se acometieron las demoliciones generalizadas de las instalaciones del astillero que le da nombre. Un total de 8,40 hectáreas de terreno liberadas en aras de un nuevo uso y disfrute para la zona, más concretamente el de la búsqueda de “sistemas generales de equipamientos”. Comenzando finalmente en 1993, la intervención fue subvencionada por el Programa de Demolición de Ruinas Industriales del Gobierno Vasco, con un monto económico de 83.403.157 pesetas. La construcción del museo Guggenheim, en un extremo; la del propio Palacio de Congresos y de la Música [1994-1998] o Palacio Euskalduna en estos terrenos vacíos; y el abierto diálogo iniciado así con la Universidad de Deusto y el Museo de Bellas Artes, generó una relación entre cuatro piezas que tensionan fuertemente el lugar configurando un nuevo enclave cultural.
Históricamente, la ría tuvo un papel fundamental en la creación y desarrollo de la ciudad. Catalogada como una zona de alto olvido social durante los años de prosperidad industrial, el Plan Estratégico de Revitalización perseguía devolver el protagonismo a la ciudad de Bilbao. Actuando concretamente como un elemento vertebrador, o flujo de conexión entre hitos arquitectónicos, la ría y su entorno conseguían adquirir así el carácter de no-lugar. Concebido por sus arquitectos, Federico Soriano y Dolores Palacios, como una nave en permanente construcción que emerge del dique en el que estuvo el Astillero Euskalduna, el Palacio aparece ante nosotros como los restos de un barco fantasma; construido hace ya tiempo en los antiguos astilleros y que, abandonado, quedó enterrado en el fangoso fondo de la ría.
Su forma y construcción recuerdan a un buque, a cada una de sus chapas y roblones oxidados. Un buque varado en la ría, interactuando con la historia del lugar, reminiscencia de la construcción de navíos: la forma de construir un barco, las cuadernas, es la estructura del edificio. En su interior, el espacio se libera como en las bodegas de un barco, acomodando en él diversas salas y amplios espacios para su debido uso como ópera. En otras palabras, se pretende transformar dicha caja oxidada y apoyada en el dique seco, en una caja de música; acomodando así una doble piel interior que aísle y proporcione la forma acústica más adecuada a cada una de las tres salas. En cada bodega vacía se superponen placas, plataformas, redes… que bien de madera o de tela metálica, servirán como gradas y techos acústicos, respectivamente. El resto del buque vacío alberga talleres, escenarios, almacenes… y unas torres que, a modo de andamios, acomodan los camerinos.
“Proyectar es, sobre todo, conformar la futura materialidad de un nuevo y mejor lugar por medio de la intervención arquitectónica, con cuya presencia se reordenarán todos los elementos de un sitio o zona de naturaleza común” - Federico Soriano [‘Sin_Tesis’, 2004]
La traza exterior del área construida no modifica la estampa general de una de las fachadas más paradigmáticas y reconocidas del edificio: el alzado hacia la ría y el estanque. Queda habilitado un espacio muy claro y diáfano: una gran superficie de 2.200 m2 que converge directamente con el anterior Hall de Exposiciones, totalizando una extensión expositiva de 4.200 m2. El nuevo espacio se abre bajo una gran cubierta metálica y puede albergar salas de reuniones de diferentes formatos, compartimentadas mediante un sistema de paneles móviles motorizados. Se ofrecen diversas alternativas que pueden incluir desde una única sala, apta para acoger a un máximo de 435 personas, a dos salas menores, de 285 y 132 personas de capacidad cada una.
El programa exige un doble uso casi continuo entre ópera y congresos. Por ello, se deciden construir dos foyers entrelazados, convertidos en uno sólo con los vacíos comunes. Así podría ir vaciándose la sala principal por unas puertas y unos foyers mientras la gente entra por otras, sin intercambios entre circulaciones. El espacio es común y los dos públicos cruzarían sus miradas con la del gran muro metálico que domina los vacíos. Exteriormente, este doble uso se manifiesta por medio de la doble cara que presenta el edificio a la ciudad. Una nueva entrada habilita el mejor acceso, cómodo y rápido, al área de congresos. Su imagen exterior armoniza perfectamente con los otros dos accesos principales al Palacio y conecta con la Avda. Abandoibarra a través de unas escaleras mecánicas y un ascensor, accesible desde el parking.
“Las herramientas de arquitectura [plantas, secciones, alzados] no resultan más que geometrías abstractas, sin ninguna relación con el resultado final, pues en la materialización de la obra arquitectónica intervienen otros factores difícilmente evidenciables [luz, tiempo, espacio, …] […] Lo mismo se puede decir de la música, la diferencia entre la música escrita y su representación. Tanto en la música como en la arquitectura, la interpretación de la obra altera el producto” - Federico Soriano & Dolores Palacios [Memoria de proyecto, 1994]
El edificio no tiene escala. No se estructura ni organiza con respecto a ningún parámetro ligado al ser humano. Sus dimensiones se corresponden con estrictos parámetros constructivos como, por ejemplo, el alabeo de las chapas de cerramiento. Tampoco tiene forma, pues ésta es resultado de construir una sección compacta y densa que incorpore en sí misma todos los usos requeridos [salas, espacios de almacén, talleres, peines escénicos, etc.]. De igual manera, no se imponen detalles. Los volúmenes laterales sobresalen en el momento en que es necesario, generando un cubo adosado al volumen principal. La resolución de los encuentros y articulaciones de los distintos miembros se producirá de forma directa, casi yuxtapuesta.
La propia percepción del edificio varía conforme a la proximidad al mismo. Parte desde un volumen compacto al ser apreciado desde la lejanía, hasta una aglomeración de elementos que van surgiendo mediante nos aproximamos a él. Aparecen entonces los árboles artificiales, las montañas de carbón, las láminas de agua… intervenciones paisajísticas que no hacen sino establecer la escenografía idónea en la que el edificio pueda actuar.
El heterogéneo catálogo de acabados empleados en los muros de cerramiento [hormigón in situ, vidrieras de referencia religiosa, chapa de aluminio, acabado pétreo…], provocan la pérdida de la materialidad constructiva, evidenciando la pérdida de la proporción y la disolución de la escala. Situados frente al volumen de acero corten, el Palacio parece ser un objeto sin escala; su fachada no revela qué acontece en su interior. El muro clásico de piedra mantiene, sin embargo, sus dimensiones; no sin antes haber perdido peso y materia.
En el Palacio Euskalduna las distintas partes del edifico se encuentran, se contaminan. Los cambios de material reflejados en su fachada resultan bruscos, sin responder a ningún tipo de organización interior, sino a la percepción del objeto desde la ciudad. Dichos fragmentos se solapan para conformar la unidad deseada, en otras palabras, el objeto arquitectónico. Es por ello que no se reconocen gestos en la obra, revelándose como algo impersonal. El origen del edifico, del proyecto, surge como respuesta a leyes ajenas a la particularidad, al gusto; dependiente de decisiones incapaces de ser tomadas autónomamente, sino más bien solución directa a cada una de las facetas de proyecto de una manera específica, atendiendo a sus condiciones particulares.
Referencias
[1] Soriano, Federico; Palacios, Dolores. ‘El Buque fantasma... de Wagner, naturalmente: palacio de congresos y de la música’, 1999.
[2] Soriano, Federico. ‘Sin_Tesis’, 2004.
[3] Ibañez, Maite; Ibarra, José Luis; Zabala, Marta. ‘Euskalduna. Astillero y Palacio’, 2002. Diputación Foral de Bizkaia.
[4] Soriano, Federico. ‘Ópera y Congreso en Euskalduna’, 2008. ARQA, Comunidad de Arquitectura y Diseño.
[5] Palacio Euskalduna Jauregia. Ficha del edifico. Euskalduna Bilbao.