Hablar hoy en día de infraestructuras significa hablar de geopolítica, y conectividad como factor clave de competitividad global, y por conectividad no debe entenderse solo infraestructuras físicas, aunque sean carreteras para vehículos sin conductor, o túneles para el hyperloop.
En el siglo XXI, la conectividad comprende lo físico y lo digital en un mundo donde la implantación de la tecnología 5G, que es la que permitirá el desarrollo de la economía digital, se está negociando mientras escribo esto. De hecho, en 2020 todos los países de la Unión Europea deberán disponer de, al menos, una ciudad principal con 5G disponible comercialmente, y en 2025 el despliegue deberá ser total.
Siempre ha habido una estrecha conexión entre geopolítica y construcción de mega infraestructuras: los romanos construyeron carreteras que perduran como prueba de su dominio, pero desde entonces el poder global ha ido cambiando y creando nuevos riesgos y desafíos para las relaciones internacionales, tal y como lo describe el World Economic Forum 2019 [pdf]. En la actualidad, vivimos un mundo donde Estados Unidos está tratando de reformular ciertos acuerdos internacionales, a la par que China ha establecido relaciones con muchas naciones a través de un megaproyecto, el China Belt Road, y por supuesto hay tensiones entre ambos que nos afectan a todos.
A la vez, el mundo está viviendo un proceso de vertiginosa urbanización, sobre todo en los países en desarrollo. Es aquí donde se están realizando verdaderos megaproyectos, programas de construcción de gran escala y complejidad, en sectores como el transporte, la infraestructura, la energía, y tecnología, con presupuestos superiores a los mil millones de euros, fórmulas de financiación altamente complicadas y que requieren años de desarrollo. De hecho, el 8% del PIB mundial se gasta anualmente en megaproyectos.
En el último año destacan iniciativas centradas en conseguir la mejora del transporte y conectividad, sin olvidarnos de los aeropuertos, verdaderos nodos de conectividad física y digital, cuyo rol está en pleno proceso de redefinición. A principios de los años 90, el antropólogo francés Marc Augé acuñó el término no lugar, para referirse a los lugares de transitoriedad, de flujo, a los espacios sin identidad, como las terminales de un aeropuerto.
Tras el boom aeroportuario iniciado en los años 60, todos los aeropuertos se parecían unos a otros, pero en los años 90 y principios del siglo XXI, en plena globalización, los aeropuertos empezaron a despuntar como puertas de entrada a un modelo híper-optimista inspirado por la rampante globalización que la tecnología dibujaba. En este sentido, el académico John D. Kasarda acuñó en 2011 el concepto de aerotrópolis, una megaregión generada alrededor del aeropuerto hub, inspirado en Dubai.
Bajo esta premisa, los aeropuertos se convirtieron en puertas de conexión entre ciudades en red para una clase global que precisaba estar permanente conectada y pasar de lo local a lo global a golpe de click, sin importarles mucho en qué ciudad o qué país estaban ubicados. Importaba tener seguridad, una buena conexión wifi y comodidad para los tiempos de espera.
Sin embargo, en un tiempo donde las megainfraestructuras son expresión geopolítica, los aeropuertos, además de ser dinamizadores de una región —a su alrededor se iban concentrando empresas de alta tecnología, hoteles, parques empresariales, palacios de congresos, centros comerciales y universidades—, han tratado de ser una entrada natural al país y al continente en el que estaban físicamente ubicados, y para ello, han buscado replicar la experiencia del lugar en el que estaban. Es un modelo que inspira a aeropuertos que están en proceso de expansión como el de El Prat (Barcelona), puerta de entrada de personas, mercancías e información, y dinamizador económico de toda una subregión metropolitana.
Revisemos algunos de los proyectos que están en construcción o han sido recientemente finalizados en el último año.
1. Crossrail, Reino Unido
Se trata de un túnel que recorrerá Londres de este a oeste a lo largo de 118 kilómetros. Se le considera el mayor proyecto en infraestructuras de Europa. Se inició en 2009 y está previsto que se inaugure en el otoño boreal de 2019. Los trenes contarán con 10 coches y 200 metros de largo en total y frecuencias con un promedio de alrededor de 24 trenes por hora durante las horas punta. Las estaciones a su vez se integrarán con el resto de medios de transporte londinense.
2. Puente Hong Kong-Zhuhai-Macao, China
Es un proyecto de ingeniería civil que consiste en una serie de puentes y túneles con una extensión de 55 kilómetros que conectan Hong Kong con Macao (dos de las regiones administrativas especiales de China), y Zhuhai, en el sureste de China. Incluyendo un punto de control construido sobre una isla artificial, las obras se iniciaron en 2009 y a finales de 2018 se abrió al tráfico, alcanzando una población de 68 millones de personas, con un objetivo: convertirse en un centro económico integrado.
3. Belt and Road Initiative. China y múltiples países
Esta iniciativa plantea el impulso de dos redes, una terrestre y otra marítima. Y es el proyecto más ambicioso en cuanto a inversión que se haya hecho nunca en la historia. Desde un punto de vista comercial, su objetivo es promover una mayor integración entre los países implicados, tratando de impulsar la labor del comercio como motor de crecimiento y desarrollo. Los expertos dicen que forma parte de la estrategia de desarrollo económico Made in China 2025, y que es evidencia de la expansión china del siglo XXI. El proyecto anunciado por Xi Jinping en 2013 tiene el objetivo de estimular el desarrollo y el comercio en un territorio que agrupa más de 60 países, y conectará con el 65% de la población mundial.
4. Metro de Riad, Arabia Saudita
Riad es una ciudad de 120 kilómetros de longitud con una población de seis millones de personas. En 2014 inició este proyecto, con el objetivo de reducir el tráfico, mejorar la calidad del aire, además de actuar como nodo de conexión con el aeropuerto y el distrito de negocios, así como las zonas más densamente pobladas, y de dar servicio a una población que se estima llegue a ocho millones en el año 2030. Está previsto que se inaugure este año, aunque es posible que no termine su desarrollo completo hasta 2020. Tendrá 85 paradas y una de ellas, la que se encuentra en el distrito financiero, está diseñada por Zaha Hadid, detalle que evidencia el uso de la arquitectura como marca-prestigio para un proyecto.
5. Hyderabad Metro Rail, India
Hyderabad es una ciudad en la India que en 2003 se encontró con que debía responder las crecientes necesidades de transporte público y mitigar la escalada de tráfico de vehículos que causaba su cercanía con Secunderabad, una ciudad gemela. Y para ello, desarrolló un sistema de transporte multimodal (MMTS). Sin embargo, el aumento de la población de Hyderabad hizo que el MMTS fuera insuficiente, lo que llevó a desarrollar el Proyecto del Hyderabad Metro Rail. Planificar para los 13,6 millones de habitantes estimados para el año 2021, hicieron necesaria la implementación de este proyecto, que se extiende a lo largo de 74 kilómetros, y cuya segunda fase se espera termine a finales de 2019.
6. Taoyuan T3: terminal 3 del aeropuerto de Taipei, Taiwán
Se trata de una terminal de aeropuerto que reivindica ser destino en sí mismo y consolidar la dualidad local-global, ayudando a generar contexto y comprensión a una experiencia a menudo deshumanizadora. Se esperaba que se finalizase en 2020, pero la fecha se ha revisado y probablemente se finalice en 2022. La firma de arquitectos que lo ha diseñado es Rogers, Stirk, Harbour + Partners, que ya hicieron la terminal 5 de Heathrow y la terminal 4 del aeropuerto de Madrid.
Cristina Mateo (PhD) es Directora Ejecutiva de IE School of Architecture and Design.