- Área: 27500 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Álvaro Viera
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Proveedores: Cortizo, GRAPHISOFT, MOEDING, PANDOMO
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Todo en Villarrobledo parece tener relación con la tierra. Cuando uno lo visita por primera vez, después de atravesar infinitos viñedos y olivares, le llama la atención el orgullo con el que los lugareños muestran sus tradicionales tinajas de barro en las que han criado el vino desde hace siglos. Son enormes, de cerca de 3 metros y cuesta creer que algo tan grande pueda ser hecho con sólo barro y las manos de un artesano, pero así es, incluso se pueden ver los pequeños surcos dejados por los dedos del artesano.
Éstas enormes tinajas se almacenaban bajo tierra, dentro de cuevas acondicionadas y ampliadas por los bodegueros, y su construcción más típica, los bombos, parecen haberse construido con el molde de alguna de una de esas cuevas. Por lo tanto, desde el primer momento nos quedó claro que nuestro proyecto debería responder al peso de esa tradición, y de ése ondulante paisaje fértil y yermo a la vez, en el que se combina la vegetación con la tierra y la tierra desnuda.
A nuestro edificio lo abrazan unas láminas de arcilla cocida, con pequeños surcos que refuerzan su dinamismo. Su inclinación nos permite conectarlo con el terreno a la vez que define un skyline con mucha personalidad. El interior tiene el mismo genoma y las mismas raíces que la arquitectura exterior, y nos vincula en un recorrido que se acaba adentrando en las bodegas de curación de vino, con esas cuevas que royeron armados solamente como un pico, los hombres de la Mancha.