Josep Lluis Sert ha dejado un increíble patrimonio arquitectónico en el área de Boston a través de su trabajo en el campus. Pero a la gente le ha costado adaptarse a sus edificios.
Josep Lluís Sert, nacido en Barcelona a mediados de siglo, fue seguidor apasionado de Le Corbusier y decano de la Harvard Graduate School of Design (GSD) de 1953 a 1969. Parece extraño que un arquitecto catalán con inclinación por los edificios de hormigón y toques de colores alegres haya tenido tanta influencia sobre la élite de Boston y Cambridge. Josep solía decir “Es bueno ver un loro contra un elefante”.
"El decano de Harvard le dio la plataforma", dice Mark Pasnik, coautor de Heroic: Concrete Architecture y New Boston (2015). "Los presidentes de las universidades confiaron en él, y los profesionales de construcción de Boston lo consideraron como un líder".
Durante casi dos décadas, la oficina de Sert, Jackson & Associates completó cuatro proyectos universitarios importantes en el área: la Torre de la Facultad de Derecho de la Universidad de Boston (BU), la Mugar Memorial Library y la George Sherman Union; y para Harvard, el complejo de viviendas para estudiantes Peabody Terrace, el Centro de Ciencia y el Centro Holyoke. Estos grandes edificios, con sus formas audaces y sus impresionantes patrones de hormigón, estaban orientados hacia el futuro.
La Universidad de Boston y Harvard dijeron: "Tenemos que construir, debido a la escasez de nuevas tierras y la gran afluencia de nuevos estudiantes", explica Henry Moss, director de Bruner/Cott Architects, que ayudó a supervisar la transformación el 2018 del Centro Holyoke (ahora rebautizado como Richard A. y Susan F. Smith Campus Center).
A pesar de las críticas, la arquitectura modernista se había convertido en la cara del nuevo Boston. Sin embargo, en la década de 1970, este estilo comenzó a retroceder, al igual que el hormigón, estrechamente vinculado por la gente con la burocracia. Pasnik dice que los edificios de Sert y sus parientes brutalistas comenzaron a desmoronarse bajo "negligencia activa".
A pesar de todos sus cualidades heroicas, las estructuras de Sert, particularmente su Law Tower de 18 pisos en la Universidad de Boston (1964), eran muy poco flexibles. “La gente odiaba este edificio. ¿Arquitecto famoso? ¿A quién le importa?”, dice Paul Rinaldi, vicepresidente asistente de planificación del campus en BU. “La torre es más escultórica que práctica y no podía manejar a la población estudiantil o docente. Los estudiantes se quejaron de que solo veían a sus amigos cuando estaban atrapados en los pequeños ascensores ".
La situación fue remediada solo por un edificio el 2015. Bruner/Cott construyó una nueva estructura con grandes placas de piso que podrían albergar aulas de escuela de derecho y ascensores de alta velocidad. Dirigiendo su atención a la torre, los arquitectos remodelaron los interiores por completo y los convirtieron en oficinas. Entre los pocos aspectos entrañables del diseño original de Sert estaban los coloridos paneles de ventilación — rojo hacia el norte y sur, y verde hacia el este y el oeste.
Años antes del trabajo en la Universidad de Boston, Bruner/Cott había probado técnicas en reparación de concreto en Peabody Terrace, el complejo de viviendas de Sert en Harvard que se ubica junto al río Charles. (La prominencia visual de sus tres rascacielos siempre ha molestado a los detractores de la arquitectura contemporánea). "Esta fue la primera vez que abordamos la restauración del hormigón en el lugar", recuerda Moss. “Parecía Dresden después de haber sido bombardeado, pero así es como comenzamos a ganar experiencia ". Además de reparar el concreto, todas las ventanas fueron reemplazadas el 2004.
Casi al mismo tiempo, Harvard recurrió a la firma de Boston Leers Weinzapfel Associates para renovar el Centro de Ciencias (1973); la oficina aumentó el área del edificio y eliminó secciones de concreto para traer más luz al interior. Mientras que la Facultad de Derecho de la Universidad de Boston fue intransigente en su diseño, la arquitectura del Centro de Ciencias fue sorprendentemente complaciente. La directora asociada Winifred Ann Stopps atribuye la previsión de Sert en el asunto: "Expuso todas las bandejas de cable, para que podamos adaptarlo a la revolución digital".
En el extremo opuesto de Harvard Yard, el antiguo Holyoke Center personifica las ideas de Sert sobre el diseño urbano; de hecho, fundó el programa de diseño urbano en Harvard GSD al principio de su mandato. "Sert quería un edificio de bloques completos con una galería que conectara Massachusetts Avenue y Mount Auburn Street", explica Moss. "El problema es que se suponía que había un espacio verde a medio camino para iluminar la galería". (La idea nunca salió del tablero de dibujo).
Como resultado, el edificio fue criticado por tener una sensación demasiado burocrática, que una mezcla de tiendas minoristas en la planta baja hizo poco para aliviar. La renovación, una colaboración entre Hopkins Architects de Londres y Bruner/Cott que concluyó el año pasado, tuvo como objetivo corregir estos errores.
En el lado este del edificio, un amplio acristalamiento ilumina el nuevo espacio público de Harvard y la luz natural inunda la galería, completando la visión que tenía Sert del lugar, un lugar iluminado y acogedor. Tanto los estudiantes como los visitantes disfrutan del ambiente dinámico y vibrante: las paredes verdes ajardinadas y una hilera central de árboles acristalados adyacentes a la galería le dan la sensación de estar en un jardín interior. Una paleta de colores brillantes rinde homenaje a las raíces catalanas del arquitecto.
"Es un paisaje tejido a través de un edificio de concreto", dice Andrew Barnett, director de Hopkins. "Retrocedimos el reloj a los conceptos originales".
Este es un giro positivo de los acontecimientos, pero al evaluar estas renovaciones recientes, Pasnik cita la falta de investigación pública como motivo de preocupación. Dice que los edificios de Sert en Boston son tan singularmente representativos de su tiempo como los de los sagrados arquitectos H.H. Richardson y Charles Bulfinch. "Si cinco edificios igualmente famosos de Richardson o Bulfinch fueran renovados o ampliados, habría una gran atención del público". Continúa y agrega: "Pero aquí hay un conjunto de cinco edificios de 50 años de antigüedad, no amados y criticados por el público. ¿Se están haciendo los cambios de manera responsable?"
Una visita a cada uno sugeriría que sí.
Este artículo fue publicado originalmente en Metropolismag.com.
