La casa Floresta 3 construida en 1983 en los Cerros Orientales al norte de la ciudad de Bogotá, fue la primera de las viviendas de Baresch en adobe a la vista, y para tal resultante de supremo nivel artesanal como parte del sistema constructivo, los adobes eran fabricados in situ, honrando así al contexto natural donde se emplaza la obra donde la tierra y la vegetación son los protagonistas.
La arquitectura de viviendas rurales a diferencia de aquellas emplazadas en la urbe, se sumergen en el contexto del paisaje que los rodea. Esta era una de las primicias del arquitecto colombiano Herbert Baresch, quien con su arquitectura rural permitía que la naturaleza rebosara las vistas que enmarcan sus ventanas con su genuina y no planificada vegetación. Siempre pensadas, siempre calculadas, pero no desde la mente fría sino a partir del respeto por los elementos que han estado antes en el sitio, eran y siguen siendo los cuadros que pintan dichas vistas enmarcadas por doquier.
La obra se emplaza dentro de un conjunto residencial privado sumergido entre laderas provenientes de los cerros orientales al norte de Bogotá y quebradas que generan microclimas bastante húmedos y fríos. Por estas razones el adobe es una materialidad que juega un papel de arma de doble filo. Su característica positiva es su excelente aislación térmica y acústica que en esta casa, junto con una cámara de aire resultante de los muros dobles, atribuyen a la mejora climática.
Pero el adobe tiene un talón de Aquiles: la humedad. Estos ladrillos crudos, al no estar cocidos como su pariente tan popular en las construcciones, están expuestos a los elementos de la manera más frágil, que cuando se expone por un periodo continuo al agua, sus elementos se descomponen volviendo a su estado original de greda enlodada con excremento de buey y paja. Para evitar esto, Baresch remata los muros al exterior de la casa con cubiertas en ladrillo cocido en Cogua, Cundinamarca.
Al interior de la casa la distribución de los espacios se vinculaba a través de circulaciones que conectan dichos espacios en juego con los cambios de nivel del terreno, resultando en piezas protagónicas de la composición arquitectónica del proyecto.
El puente que conecta la circulación principal con el nivel de la sala es una pieza en acero y vidrio del reconocido escultor Alberto Riaño. Esta pieza ha sido cambiada de color por los diferentes dueños que ha tenido a lo largo de los años, pero su carácter icónico no compite con las volumetrías que componen la casa. Por lo contrario, juega armónicamente con las demás materialidades sin perder su naturaleza como pieza artística, y claro está, tampoco lo hace con el contexto del sitio, exponiendo al usuario que transita la obra de arte el paisaje local y los jardines internos a sus laderas.
Uno de los aspectos más representativos de esta obra es el sistema constructivo que soporta las cubiertas inclinadas. El referente que Baresch usó fue un conjunto entre el tejado que se usa en las viviendas en los llamados barrios de invasión que son un sándwich de madera como revestimiento interior el cual soporta la teja asfáltica y cierra al exterior con ladrillo. Esta referencia informal se suma al referente de viviendas vernáculas nativas que soportan la estructura de sus techos en un palo central, también conocido como "El Rey".
El Rey es un sistema donde convergen todas las cargas en un punto central, el cual es supremamente eficiente en volumetrías circulares, sin embargo en este proyecto Baresch junto con el calculista Santiago Luque idearon y diseñaron la reinterpretación de El Rey para acomodarlo a las necesidades constructivas del proyecto. Las maderas utilizadas en toda la obra, en su mayoría fueron recicladas de otras demoliciones.
Hoy en día, con la evolución del conjunto residencial y los distintos fenómenos que afectan la vegetación del lugar, han resultado en que los paisajes de la sabana de Bogotá que se veneraban en un principio, hoy estén ocultos tras la vegetación tupida que los vecinos han propagado. No obstante, los jardines y el límite con el bosque inmediato siguen siendo protagonistas entre los componentes de la obra.
Si quieres saber más sobre el arquitecto visita Herbert Baresch, reminiscencias de un arquitecto anónimo y natural.