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Arquitectos: Estudio Borrachia
- Área: 3754 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Fernando Schapochnik
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La universidad de Morón nos ha encargado la refuncionalización de un edificio de principios del siglo XX catalogado como patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires y su transformación en la sede principal de la institución en esta ciudad destinada a la enseñanza Universitaria de grado y postgrado. Para lograr esto hemos sumado a las plantas ya existentes , 1200 m2 nuevos, repartidos en tres pisos de aulas construidos a partir de la utilización de tecnologías livianas y contemporáneas y un mirador sobre una terraza pública que completa y otorga una nueva impronta al perfil actual de la Av. 9 de julio.
Un perfil ecléctico que va cambiando según cambian los códigos arquitectónicos de la ciudad y que deja huellas como las que rodeaban al edificio existente con alturas diferentes y grandes medianeras de servicio transformadas casi en fachadas principales.
Se ha trabajado en este contexto pensando al edificio existente, a su nueva estructura por encima, y al edificio que finalizaremos en el 2021 en el predio lindero, como un conjunto a escala de la manzana que se vincula con sus vecinos y genera diálogo con ellos; hacia el centro de la manzana, con el edificio de oficinas y su gran medianera, y principalmente, con el edificio de la esquina, también patrimonio de la ciudad.
Con esta idea y entre muchas otras acciones, proyectamos el “mirador”, una pieza que vuela por sobre el último nivel “flotando” hacia la línea municipal y que remata el conjunto transformándose, junto con la azotea verde, en un ícono desde la avenida y la vista lejana por sobre los árboles.
Además, en su interior, se colocó una gran “UM” blanca y corpórea, que iluminada en la noche, se suma a los símbolos y lugares característicos que transforman a este en un espacio tan especial para la ciudad.
Tanto en el interior como en el exterior, semantiene la estructura general característica del edificio catalogado en todos sus aspectos, preservando y restaurando la fachada de frente, el núcleo principal y sus componentes, ascensor jaula y escalera, y construyendo un nuevo núcleo circulatorio que funciona como escalera de incendios y módulo de ascensores en la posición original del núcleo de servicios posterior para así conformar una lógica circulatoria que se suma sin alterar la existente.
También se revaloriza la presencia del patio central cubriéndolo con un techo transparente que posibilita la entrada de luz y que permite que este espacio, ahora interior, atraviese toda la altura del edificio catalogado rodeado por el sistema circulatorio general, a la manera de primer anillo, y por halles y lugares de estar complementarios a las aulas, logrando transformar este lugar, en el corazón social del edificio.
Tanto las aulas, como las salas de distintos usos en las plantas tipo, fueron ubicadas en el perímetro del edificio, construyendo un segundo y último anillo, flexible y transformable según las necesidades cambiantes típicas de estos usos propuestos. Estos espacios ventilan e iluminan por patios laterales que ahora, ampliados y reformados, atraviesan el edificio desde el primer piso hasta el último, generando ventilaciones cruzadas con el patio central.
Todo el conjunto utiliza lógicas de acondicionamiento pasivo, tales como las ventilaciones cruzadas y las cubiertas verdes, cambiando así la relación habitual de este tipo de construcciones nuevas en el centro de la ciudad con el consumo de energía. Posee además un sistema de cubierta móvil que se abre automáticamente, dejando salir el calor acumulado cuando el edificio así lo requiera, elevando así la sensación de confort y demorando la activación de sus sistemas de calefacción y refrigeración para que solo funcionen en momentos de frío o calor extremo.
Además, el agua de lluvia que acumula la cubierta verde se utiliza en la instalación sanitaria para la descarga de inodoros y lavado de veredas y permite a través de un solado de piedra suelta esparcido por la azotea, una humidificación que se prolonga en el tiempo y logra reducir la temperatura de los últimos pisos.
Por sus características, este edificio investiga acerca de nuevos modelos de enseñanza generando aulas abiertas y cerradas y espacios de estar que estimulan el intercambio entre alumnos y profesores, trabajando con mobiliario flexible y apto para combinar en distintas tipologías de reunión o incluso pensando en sistemas de proximidad o lejanía del profesor, que puede, en su trabajo diario, encontrar métodos de búsqueda del conocimiento más aptos y acordes con las nuevas generaciones de estudiantes y con el uso de las nuevas tecnologías. Sillas, butacas, sillones, mesas y escritorios, se dispersan dentro de las aulas, permitiendo que cada usuario decida su propia forma de aproximarse a la enseñanza y verificando una vez más el rol fundamental que poseen los edificios y nuestro oficio de arquitectos para favorecer esta aproximación.
En su lógica y pensado como un conjunto de espacios educativos flexibles, el edificio plantea sectores que, si bien en el uso diario no forman parte del esquema de aulas, pueden transformarse fácilmente en espacios para eventos anexados a las aulas, o como espacios educativos singulares para hechos puntuales; El mirador, la azotea verde, la terraza de madera en el cuarto piso, la planta baja y el patio central, el sector de exposiciones en el subsuelo, todos son plausibles de ser transformados al servicio de un evento, tal y como se comienza a demostrar, ahora que lo que hasta hace poco fuera una obra, va siendo ocupado por la comunidad universitaria de la UM.