- Área: 1763 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Rafael Gamo, Jaime Navarro
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El concepto del edificio responde a las necesidades y oportunidades que ofrece el antiguo vecindario La Carolina, en el centro de Cuernavaca. Un vecindario tradicional inserto en la topografía sinuosa de Cuernavaca, con una densidad de población alta y pocos espacios para el esparcimiento. Una importante investigación realizada por el Ministerio de Cultura del Estado arrojó como resultado que en ese vecindario y alrededores había 25 orquestas, con más de 25 miembros cada una; varios equipos de fútbol; muchos niños y jóvenes interesados en serigrafía y fotografía; además de la necesidad de un espacio común donde cultura, recreación y deporte fueran una fuente de energía para sus vidas diarias, corrigiendo entonces las disrupciones entre vecinos del área histórica.
Así es como imaginamos un gran vacío, como un foro para albergar cualquier diversidad de actividades; desde un partido de fútbol informal hasta representaciones teatrales o ensayos de conciertos. Pensando en el maravilloso clima de Cuernavaca e imaginando un edificio que permitiera al usuario romper las barreras entre interior y exterior. Un tránsito flexible, con terrazas al aire libre y múltiples circulaciones que permitan accesos diversos a las distintas áreas de trabajo y sus terrazas. Pensamos en un edificio “pérgola”, que permitiera con su gran altura dar sombra al nivel del suelo, y para que las áreas de trabajo multiplicaran su tamaño abrimos grandes ventanas al norte y cerramos completamente la fachada sur, logrando correcta iluminación y evitando exposición solar.
Diseñamos un muro que compensa las diferencias de nivel al exterior y que alberga áreas administrativas y biblioteca, además de conectar al segundo vacío del proyecto: el oasis. Esta segunda fase fue concebida como la contraparte del “vacío duro” del primer patio, un gran jardín donde los árboles generan sombra y donde muros circundantes se utilizarán como pantallas de proyección durante la noche, o para tener actividades recreativas y lúdicas para niños. El programa se completa con un gran pórtico en planta baja y un área de trabajo en el primer nivel, que permite mirar hacia un jardín en el centro urbano de Cuernavaca.
El edificio fue concebido en concreto aparente y “tepetate” marrón chocolate, debido al antiguo sobrenombre del predio ya que el mismo se utilizaba para albergar autobuses “chocolate”, y por ser además materiales que requieren poco mantenimiento y otorgan propiedades térmicas y acústicas a espacios interiores sin necesidad de sistemas de aire acondicionado.
Diseñar un espacio que se cierra a su entorno pero que mantiene una abertura en la esquina hacia un vacío para que el vecindario lo ocupe con actividades, talleres y eventos participativos, es fundamental para nosotros en una era en la que las redes sociales han distanciado relaciones interpersonales entre familiares y vecinos. La concepción de un espacio con usos múltiples, flexible y especialmente versátil para que cualquier cosa pueda suceder; respetando la memoria pero sobre todo, reconociendo las necesidades locales así como el clima y la escala urbana fueron las claves para imaginar “Chocolates” en La Carolina.