Los scooters, monopatines o patinetes eléctricos representan una oportunidad significativa para reducir las emisiones de carbono asociadas al transporte, permitiendo completar los tramos de “los primeros y últimos kilómetros” que las personas suelen realizar en automóvil para efectuar conexiones con medios de transporte públicos en ciertos viajes urbanos.
Según un reciente informe del Institute for Transportation & Development Policy (ITDP), una organización no gubernamental sin fines de lucro que se enfoca en potenciar los sistemas de tránsito eficientes, la “micromovilidad eléctrica” –definida como los medios de transporte de baja velocidad, pequeños y ligeros que funcionan con energía eléctrica y son típicamente utilizados en viajes de corta distancia- tiene un enorme potencial para mejorar los sistemas de transporte urbano y generar ciudades más sostenibles. Los recientes avances tecnológicos y la rápida adopción de los sistemas de transporte eléctrico compartido –bicicletas eléctricas, monopatines eléctricos y e-scooters rentados por empresas públicas o privadas- han generado que las personas comiencen a reemplazar el uso del automóvil en trayectos de corta distancia.
Reemplazar el automóvil como medio de transporte representa un importante beneficio a nivel climático: si la utilización de recursos de “micromovilidad urbana” –como bicicletas y monopatines eléctricos- aumenta en un 11%, podríamos generar una disminución del 7% en las emisiones de CO2 en el sector del transporte urbano para el año 2030 , lo que equivale a sacar 134 millones de automóviles de las carreteras. Además, los vehículos electrónicos pueden funcionar fácilmente dentro de la infraestructura existente pensada para las bicicletas –ciclovías y bicisendas-, lo que hace que su adopción en las ciudades sea rápida y relativamente sencilla. - ITDP "E-Bikes & E-Scooters: Impulsores de la acción climática"
Desde su lanzamiento a fines de 2017, los monopatines eléctricos han provocado una variedad de respuestas públicas, principalmente sobre los temas asociados a la seguridad vial. En países como los Estados Unidos, la adopción se produjo de manera temprana y con un crecimiento veloz, generando una tasa de adopción del 3.6% en menos de 12 meses. En el 2018, las empresas también comenzaron a prestar sus servicios en Europa, siendo Francia el primer país en implementar el servicio. En el 2019, la expansión se produjo por Latinoamérica, asentándose en ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México, São Paulo, Florianópolis, Rio de Janeiro, Curitiba, Porto Alegre, Santos, Bogotá, Santiago de Chile, Montevideo, Lima, entre otras.
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Reconociendo la incertidumbre que enfrentan muchas ciudades en la gestión del uso de los monopatines eléctricos, el informe publicado por el Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo ofrece análisis y recomendaciones para que las ciudades implementen los medios de micromovilidad eléctrica de manera segura, con servicios compartidos equitativos y asequibles. Para ampliar el acceso y la supervisión de la micromovilidad eléctrica en el corto plazo, ITDP recomienda a las ciudades:
- Legalizar el uso de monopatines, scooters y patinetes eléctricos, clasificándolos como vehículos no motorizados
- Estandarizar las velocidades máximas para los medios de transporte eléctricos que circulen por las vías de los ciclistas.
- Diseñar una infraestructura segura y estacionamientos que permitan alojar los dispositivos eléctricos y no eléctricos, para que los mismos no interfieran en las vías de circulación peatonal.
- Gestionar y regular los sistemas que brindan servicios de micromovilidad eléctrica compartida.
- Monitorear las tendencias de uso mediante encuestas y datos obtenidos de los operadores.
Entre los beneficios asociados al uso de los medios de micromovilidad eléctrica se destacan:
- Equidad y asequibilidad: Permiten conectar las áreas sub-atendidas de la ciudad a las redes de transporte principales de las mismas, proporcionando alternativas de viaje para que los habitantes se desplacen eficientemente sin la necesidad de un automóvil. Las empresas que brindan servicios compartidos ofrecen alternativas para quienes no pueden solventar la compra particular de un monopatín o bicicleta eléctrica.
- Medioambiente: Reducen los viajes individuales en automóvil, mejoran la calidad del aire y reducen las emisiones nocivas asociadas al transporte de pasajeros.
- Accesibilidad: En trayectos cortos, ofrecen tiempos de viaje que compiten con los vehículos motorizados, permiten realizar conexiones con medios públicos de manera eficiente y económica y son accesibles para una mayor cantidad de personas.
- Seguridad: La presencia de peatones y ciclistas en las calles conduce a ciudades más seguras para todos. A la vez, aumentan la demanda de infraestructuras seguras para ciclistas y peatones, incentivando a los gobiernos locales a mejorar sus ciudades.
- Salud: Al reemplazar los viajes en automóvil y motocicleta, reducen la contaminación acústica de las ciudades.
Puedes acceder al informe completo del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo a través del siguiente enlace.