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Arquitectos: Horma
- Área: 250 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Mariela Apollonio
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Proveedores: Acor
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Vivir en el pueblo no necesariamente implica vivir como siempre, pero sí entender lo que supone. Esta vivienda no pretende ser diferente a lo que sucede en su entorno pero sí propone reflexionar sobre cómo debe ser una casa en el pueblo hoy en día, respetando la tradición y reduciendo su consumo energético al mínimo.
El punto de partida, una familia que quiere disfrutar del exterior, de su propio exterior y de una flexibilidad espacial que le permita vivir toda la planta conjuntamente, deshaciendo los límites del espacio para poder recorrerlo con libertad.
Una planta baja de servicio permite elevar la zona de día a un nivel que se evade del ruido externo y alcanza la claridad y luz adecuada. En ella se desarrolla la vivienda en torno a un patio central que separa la dos ámbitos diferentes de una misma zona de día, dejando al otro lado del patio una zona de estudio y juego, también entendida como posible habitación en otro momento de su vida. En la planta superior, las habitaciones alcanzan vistas lejanas que disfrutan de los referentes geográficos de la zona.
Este proyecto insiste en analizar y revisar nuestros hábitos de vida reforzando aquellos que el cliente más necesita permitiendo modificar la manera de habitarla con el paso de los años. La flexibilidad de los espacios está planteada para que en cada época de crecimiento de los miembros de la familia, tanto padres como hijas, puedan encontrar la manera de vivir que más se ajuste a las necesidades del momento.
La presencia del patio permite aumentar la superficie de vivienda en contacto con el exterior consiguiendo que todos sus espacios se iluminen con abundante luz natural y puedan disponer de la ventilación cruzada que garantiza el correcto funcionamiento térmico de la vivienda. Los vuelos medidos, los porches intencionados y las dobles fachadas acaban de configurar el sistema pasivo que complementa el planteamiento energético de la vivienda y reduce su consumo.
En definitiva, un espacio acogedor, familiar y lleno de vida definido con los materiales de siempre pero ahora entendidos desde un planteamiento contemporáneo. Barro cocido, cal y madera de roble definen la totalidad de la arquitectura donde exterior e interior siempre son entendidos conjuntamente, diluyendo sus límites y fomentando su uso en cualquier momento del año.