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Arquitectos: Lorena Troncoso Valencia
- Área: 350 m²
- Año: 2019
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Proveedores: Adobe, Algifol, Archicad, Atika, Sipa, Volcan
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La extensión horizontal de la depresión intermedia del campo chileno, suele estar interrumpida por filas de árboles que limitan parcelas, entre estos polígonos se distinguen largas líneas uniformes de cultivos que cambian ocasionalmente de dirección. Estos conceptos fueron la base de inspiración del proyecto.
La obra consiste en un volumen de oficinas y comedor para una planta exportadora de frutas. La obra llega a acompañar un set de bodegas donde se procesa y refrigera fruta, previo a su exportación. En esta cadena productiva la mayor parte de la actividad agrícola se realiza en interior de grandes cámaras refrigeradas, saliendo en contados momentos al exterior, por ejemplo, en el breve descanso de la comida o alguna gestión administrativa.
Por esta razón, estas oficinas y comedores para un frigorífico en la zona de Longaví, al sur de Chile, sólo intentan ofrecer un breve ambiente reconfortante para estas faenas rurales, ahora tecnificadas y encerradas, pero herederas de la pasividad del paisaje rural chileno. Una serie de ventanas, entablados, viguetas, sombras y texturas, se balancean durante el día sobre estas formas alargadas, para mostrar el lento paso del sol sobre un volumen extenso e inamovible.
Es posible, circular por sus bordes, el interior o atravesarlo brevemente, reconociendo rápidos cambios de perspectivas que se contrastan con el permanente plano horizontal del campo circundante. Pasando fugazmente por las tramas del contorno o del parrón central, como un acelerador visual de la experiencia geográfica.
Con la misma sobriedad del material y el color que recoge de los volúmenes laterales se abre a los patios frontales, proyectando las distancias, y segmentando la permanencia con las cambiantes sombras que recibe. Esta enigmática tensión horizontal sobre una tersa explanada, le brinda al edificio una concisa monumentalidad que permite enaltecer la faena agrícola; en un marco curiosamente ajeno, pero estrechamente vinculado al alma del lugar.
Las oficinas se relacionan a través de una línea espacial central con aberturas que permite la comunicación visual entre las diferentes dependencias. Este pasillo central de madera horizontal contrasta con el blanco del resto de las superficies.