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Arquitectos: Martinez Arquitectura, María Paula González
- Año: 2019
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Fotografías:Simón Bosch
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Proveedores: Decorcerámica, Adobe, Aquathermic, Ascensores Scala, AutoDesk, Cemex, Conconcreto Durapanel, Diaco Acero, Ladrillera Helios, Trimble
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto es una propuesta de renovación urbana que le apuesta a transformar el entorno mediante un gesto arquitectónico de gran valor para la ciudad. Ubicado en un sector tradicional de Bogotá, el barrio Teusaquillo, en el límite entre casas de conservación y bodegas industriales, el proyecto busca aprovechar su conveniente localización en la ciudad, cerca al centro histórico e internacional, rodeado de vías de fácil acceso y transporte público que lo conecta fácilmente con el centro, norte y occidente de la ciudad, para establecer allí una esquina icónica. Ubicado en una esquina poco convencional sobre la Av. Carrera 28, el lote cuenta con tres frentes, por lo cual se privilegia de poder generar fachadas arquitectónicas en sus cuatro lados. Además, el proyecto aprovechó el Decreto 562, que permitía ganar edificabilidad y altura en la medida que se compensa a la ciudad, para ofrecer en todos los espacios habitables impresionantes vistas de la ciudad.
El proyecto es una torre de 15 pisos y 3 sótanos, de uso mixto residencial y comercial. La apuesta es innovar en la manera de ofrecer vivienda estrato 4, con importantes gestos arquitectónicos que lo conviertan es espacios de grandes cualidades. Los apartamentos, que mezclan aparta estudios con apartamentos familiares, aprovechan las áreas pequeñas, intentando ofrecer la mayor cantidad de ventanas para aprovechar la luz natural y la agradable vista de la ciudad. Todos los apartamentos son exteriores, y desde el piso 4 todos tienen acceso a visuales impactantes sobre el entorno.
En cuanto a materialidad el proyecto busca la simpleza y contundencia al mezclar ladrillo claro con la transparencia de la ventanería, algunos elementos negro mate, y unos jardines exuberantes que contrastan con los tonos tierra del ladrillo seleccionado. Como gestó arquitectónico se explora las posibilidades de ligereza de un material macizo como el ladrillo, creando texturas y ritmos con los aparejos y los calados, que en las zonas curvas cobran mayor relevancia, al restarle más peso al material, y jugando con los contrastes, luces y sombras, y efectos tanto al interior como al exterior.
El proyecto aprovecha la particular forma de un lote no ortogonal, pero privilegiado con tres fachadas, para generar una forma poco convencional. Con un trazo curvo y una fachada de franjas continuas que intercalan los llenos y vacíos, se plantea una envolvente en ladrillo claro, que además juega con ritmos y calados para acentuar el gesto de continuidad y ligereza que se pretende.