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Arquitectos: Lagula Arquitectes
- Área: 3300 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Adrià Goula
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Proveedores: Strugal
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La calle Santa Clara discurre paralela al río Onyar, y es una calle con edificios de vivienda a ambos lados. Dado su trazado irregular, puntualmente aparecen puntos de apertura frente al río, formando pequeñas plazas. Delante del edificio encontramos una de estas aperturas, ofreciendo una perspectiva abierta sobre el río y vistas sobre la fachada fluvial y la subida del Pont de Pedra, incorporándose virtualmente al alzado fluvial del río Onyar.
El proyecto desarrolla una serie de transformaciones prácticamente quirúrgicas para reformar una estructura industrial aparentemente indiferente en un edificio pertinente para la ciudad, enraizado en las estructuras históricas del casco antiguo. Estas operaciones pretenden dar respuesta a las necesidades urbanas fruto de la existencia de un pasaje preexistente uniendo la calle Santa Clara con la Plaza Josep Plà i Casadevall, mientras dotan de un espacio comunitario luminoso, transparente y brillante a los ocupantes de las viviendas.
La principal estrategia del proyecto se centra en el nuevo patio, una lucerna de planta curva y sección variable. Concebida como un espacio moderno, diáfano, luminoso y vivo, abierto al cielo. El nuevo corazón del edificio dota de luz, ventilación y prácticamente de significado a los nuevos hogares que lo envuelven. Simultáneamente, éste proporciona una relación viva y vibrante con el pasaje, reivindicado de nuevo como espacio público de calidad. Envuelto en bloques de vidrio, se vincula con arquitecturas propias de la tradición europea, identificándose con los proyectos vieneses de Otto Wagner o la modernidad incipiente de Pierre Chareau.
Un segundo lucernario abierto al patio de manzana refuerza el carácter renovado del pasaje, donde el acceso a las viviendas y el espacio público coinciden en la búsqueda de un nuevo concepto de espacio comunitario, con visión de género y accesibilidad democrática, donde lo privado participa de la escena pública. Este carácter luminoso, popular y vitalista se extiende hasta la calle con la recuperación del mural de Domènec Fità.
La brillante materialidad del patio muta en un interior caracterizado por materiales cálidos y tradicionales, como también el estuco de la fachada principal, mostrando una actitud de modernidad enraizada en el carácter del lugar. La nueva composición de la fachada principal trata de mantener el valor representativo de la fachada existente, respetando la verticalidad de las perforaciones existentes, adecuándola puntualmente al cambio de uso mediante la supresión del parteluz existente entre dos huecos frente a las salas de estar.
La fachada posterior se ha tratado con un sistema de pasarelas y balcones, sin llegar a alcanzar la profundidad máxima edificable. Este sistema integra también la escalera de evacuación de incendios del edificio.
Las tipologías de vivienda resultantes son pasantes y se abren al frente, reculadas respecto al plano de fachada preexistente y dando lugar a una secuencia de espacios intermedios, propios de una fachada gruesa. Cada planta se adapta a diferentes experiencias vitales, desde apartamentos de dos habitaciones a áticos dúplex con doble altura en la sala. La flexibilidad de la estructura preexistente se adapta a los nuevos tiempos, respondiendo al carácter renovado de una ciudad viva y en constante renovación de su patrimonio.