Monumentos horizontales es una intervención participativa llevada a cabo en la Plaza Juárez de la ciudad de Guadalajara, México. El proyecto iniciaría con la construcción de una réplica a escala 1:1 del obelisco ubicado en la plaza, dispuesto en el suelo y cambiando su materialidad, haciendo de este monumento un objeto maleable y cercano. A partir de allí, surgió el cuestionamiento ¿qué hacer con él? Esta pregunta detonó una serie de discusiones que se transformaron en acciones; estudiantes junto a miembros de la comunidad local se reunieron para dar voz y forma a las ideas que nacían de la transformación de este objeto. La obra fue planteada como un proyecto formativo para imaginar modelos alternativos de monumentos capaces de pensar en las demandas y posibilidades de lugar específicos. Su desarrollo derivó en una serie de acciones colectivas que se describen a continuación.
Descripción enviada por el equipo de diseño.
La acción comenzó con el traslado del obelisco desde el Parque Agua Azul a la Plaza Juárez. Lo que inicialmente era una dinámica operativa se convirtió en una ceremonia urbana, una operación compleja que requirió del ingenio compartido para desplazar un objeto de escala monumental. El reto estimuló el juego; entre nosotros y el contexto, entre la ciudad proyectada y la que día a día construimos en la improvisación. Vendedores ambulantes, transeúntes, peatones y conductores se unieron a nosotros para dar paso a una movilización de naturaleza incierta. Acción que -a pesar de la incertidumbre- encontró su divertimento en la contingencia y su sentido en la colaboración.
Una vez allí, el objeto reposaría en el suelo frente a su homónimo vertical. Un volumen idéntico en proporciones pero distinto en disposición espacial y materialidad fue el detonante de una discusión sobre las relaciones entre las formas, usos, y simbologías implícitas en los monumentos. Más específicamente conversamos sobre el obelisco como elemento foráneo, como estructura jerárquica asociada el poder; sobre la necesidad de crear un universo formal de monumentos anti-patriarcales, y generar nuevos monumentos que denuncien la violencia como espontáneamente son intervenidos los monumentos de esta ciudad; sobre la presencia de personas sin hogar en la plaza, así como la ausencia de un programa residencial que de solución a este problema y vida a estos espacios. En general se discutieron propuestas que iban desde la recuperación del patrimonio histórico perdido, hasta la creación de monumentos para dialogar con lo público desde una condición programática e interactiva.
La conversación nos devolvió a la acción sin perder el diálogo. Convertimos el obelisco en asamblea a través de la formulación de acciones consensuadas para decidir que hacer con él. Mantuvimos discusiones académicas bajo un modelo completamente des-academizado. Hicimos una serie de preguntas que llevaron a desarrollar acciones específicas. Entre ellas, ¿Cuántos personas caben en vertical y cuantos en horizontal? ¿Cuáles son las propiedades desde esta nueva piel? El obelisco lo medimos con el cuerpo, lo habitamos en su interior, lo transformamos en cubierta, lo convertimos en parque de juegos; lo desplazamos, giramos y desmantelamos; todo esto hasta que finalmente lo desnudamos y arrojamos al suelo produciendo un sonido de estruendo liberador. Ruido que en medio del silencio de todos marcó el fin de la acción. La obra fue desarmada y los materiales donados a la fundación “Tu Techo” para la construcción de viviendas, dotando de nueva función y sentido a este otro monumento.
Desde lo performático esto fue una acción duracional, desde lo formativo fue un taller experimental. Durante varias horas tuvimos oportunidad de generar una serie de ensayos que convirtieron la obra en un aula de clase (también de estructura horizontal); intercambiamos ideas a partir de gestos que se producían desde la palabra y el cuerpo. Los espacios de aprendizaje son la base de mi investigación, así como el origen de estas prácticas comunitarias vinculadas a mi experiencia docente en arquitectura. En lo personal, para mi fue una obra especial ya que por primera vez me sumé a la acción, al igual que todos desplazándonos constantemente entre el rol de participante, artista y profesor. Así, este fue un proyecto que me permitió conciliar dos líneas de trabajo, integrar lo formativo con lo performático a en una mismo proyecto en el espacio público. Es una práctica que le antecede un gran número de referencias en Latinoamérica tanto en el arte como en la arquitectura. Y estando allí, lidiando con un objeto monumental en medio de la calle - uniendo esfuerzos voluntariamente en medio de un aparente caos que fácilmente ingenia una solución – se hace evidente la naturaleza latinoamericana de estas prácticas. Proyectos que solo pueden ser posibles en contextos como los nuestros donde el orden es una estructura maleable que se sostiene en la flexibilidad y en la colaboración.
Monumentos Horizontales formó parte de Espacios Revelados, un programa para reactivar lugares abandonados y acercarnos al patrimonio moderno desde la contemporaneidad. Bajo esta mirada nos aproximamos a la Plaza Juárez diseñada por el arquitecto Julio de La Peña, parte de un gran proyecto urbanístico que hoy se devela en el fallo de su consolidación. En medio de un contexto desolado, la plaza funciona como un monumento al igual que su torre. Si bien, este objeto vertical es definido en el proyecto original como “La Estela”, en este trabajo nos hemos referido a este hito arquitectónico como “El Obelisco”, por su forma y rol dentro del urbanismo planteado. La Estela como término no deja de ser oportuno al ser el dibujo que construimos en el desplazamiento de este elemento, llevando a cuestas el peso de una modernidad que nos hace preguntas sobre futuros pasados para proyectar en la emergencia del presente.
Monumentos Horizontales es un proyecto de Miguel Braceli desarrollado en el marco de Espacios Revelados Guadalajara, junto al Goethe-Institut Mexiko, y Cultura Jalisco; con la participación de estudiantes del TEC, ITESO y ESARQ, junto a miembros de la comunidad local.
Agradecimientos: Joachim Gerstmeier, Aristeo Mora de Anda, Alejandra Ibañez Gómez, Lola Bianchín, Camila Aguirre, Alejandra Carillo, Aldo Avarez, Viviana, Gabriel Sanchez-Mejorada, Luis Pont, Christian Rodríguez, Ilona Goyeneche, Gabriela Halac, Lourdes González, Enrique Morales Bautista, Juvenal Urzúa, Juan Carlos Guerrero, Yair López, Patricia, Igor Ojeda, Lucía Ortíz Arellano, Germán Tenorio Bernal, María Dolores Yamuni Garate, Deborah Garay, Jorge Emmanuel Romero, Patricia Figueroa Gámez, Lisbeth Andrea Salas, Tuulia Kivistö, Santeri Paronen, Brenda Janeth Pérez Benavides, Guillermo Cortés Reyes, Daniel Isaias Cervantes, Sandra Medina Madrid, Alma Mariana Durán, Patricia Mariel Pelayo Elizondo, Federico Irazábal, Alejandra García Ortiz, Maximiliano Gutiérrez González
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