Todo niño ha dibujado alguna vez una casa. Tal vez un día soleado con algunas nubes, un árbol frondoso, una familia con un perro, pequeñas rejas de madera, o incluso un automóvil. Y es casi seguro que, en estos dibujos, los niños dibujen un cuadrado simple con un techo a dos o cuatro aguas. Este arquetipo de la casa tradicional aparece en prácticamente todas las culturas, e incluso hoy en día muchos arquitectos lo utilizan en proyectos contemporáneos.
Además de la función principal de drenar el agua de la lluvia y la nieve, protegiendo al edificio frente al clima, los techos pueden ser un dispositivo estético importante para la composición de un proyecto. En la arquitectura moderna, las losas impermeabilizadas –o techos planos– surgieron con fuerza, pero las cubiertas inclinadas siguen siendo atractivas para los clientes y arquitectos. En este artículo abordaremos los distintos tipos de cubiertas y, específicamente, el proceso de fabricación y las características de la pizarra natural.
Al diseñar una cubierta, los arquitectos pueden elegir entre una amplia gama de materiales. La elección entre las tejas metálicas, cerámicas, asfálticas, y muchas otras, puede cambiar significativamente la estética de un proyecto, sus costos, sus características térmicas e incluso el dimensionamiento de la estructura de soporte. En el caso de las piezas de pizarras, sus colores oscuros con sutiles variaciones y texturas agradan a muchos. La pizarra es un producto 100% natural, que solo pasa por procesos de extracción y tallado, y que no requiere de ningún tratamiento adicional ni genera residuos químicos. Esto la califica como una alternativa sostenible frente a otras opciones de materiales, ya que los residuos de producción son completamente naturales. El paisaje original se puede recuperar con plantas nativas en un proceso supervisado y aprobado por agencias de protección ambiental. Además, la pizarra es un material duradero y resistente al fuego, que garantiza la seguridad estructural del techo en caso de incendio. Sin embargo, un punto a considerar es que, al ser una piedra natural, es un material pesado, que requiere de una estructura de soporte bastante robusta para resistir su propio peso. Asimismo, siempre es fundamental, como en cualquier tipo de teja, prestar atención al ángulo mínimo y máximo de inclinación.
A partir de la cantera, la pizarra natural debe recorrer un largo proceso antes de poder instalarse en un techo. Su proceso de elaboración es en gran medida artesanal. En el sitio de exploración, los geólogos examinan minuciosamente las mejores áreas para realizar la extracción. Luego, la pizarra se aserra desde la cantera, se corta en grandes losas planas con un cable de acero y luego es transportada a la fábrica. Allí, los bloques son seleccionados y aserrados en diferentes tamaños, según su calidad y potencial de uso. El siguiente paso es el proceso de moldeo, en el que artesanos calificados cortan bloques más pequeños, uno por uno, en láminas. Luego, las esquinas de cada pieza son achaflanadas por una máquina y, después de una inspección final, están listas para su uso.
Para la instalación, las piezas de pizarra se aplican sobre la estructura de soporte de la cubierta, sobre una barrera de vapor. Hay dos formas principales de instalar las piezas. Se pueden perforar y "clavar" a la estructura, o utilizar pequeños ganchos que sujetan cada una de las pizarras sin necesidad de perforarlas. Como se indica en los ejemplos del artículo, el material también puede revestir paredes. En los tejados, las tipologías pueden variar mucho y adaptarse a las particularidades del proyecto. A continuación, presentamos 10 tipos de cubiertas:
1. Cubierta a dos aguas: es el tipo más común, formada por dos planos que pueden ser simétricos o asimétricos. Con alero o no, este tipo de cubierta es muy funcional: fácil de construir, drena bien el agua, facilita la ventilación y se adapta a la mayoría de los proyectos arquitectónicos.
2. Cubierta a cuatro aguas: también es bastante común, consiste en un tipo de construcción más compleja, compuesta por 4 planos inclinados. Es apta para regiones con vientos fuertes, ya que ninguno de los frontones bloquea el paso del viento.
3. Cubierta holandesa: similar a un techo a dos aguas, pero con dos planos más pronunciados. Este tipo de cubierta brinda acceso al ático, además de otorgar luz natural y espacio extra.
4. Cubierta abuhardillada: muy común en los edificios de París, consiste en un techo de cuatro lados constituido por 8 planos, siendo los inferiores muy inclinados y los superiores casi planos, generando espacio debajo de la cubierta.
5. Cubierta plana: la mayoría de los techos planos no son 100% planos, sino ligeramente inclinados. Esta sutil pendiente permite que el agua drene mejor.
6. Cubierta a un agua: un solo plano que proporciona espacio para grandes ventanales y para un pie derecho alto.
7. Cubierta mariposa: dos planos inclinados a una vía central. Este tipo de techo proporciona mucha luz y ventilación, pero el detalle de las canaletas debe ejecutarse de manera precisa para evitar problemas de infiltración.
8. Cubierta Gambrel: se puede definir como una cubierta a dos aguas, pero de cuatro planos con diferentes pendientes. Esto permite un mejor uso del espacio interior en el ático.
9. Penthouse: se caracteriza por incluir ventanas en el techo para iluminar y aumentar el espacio existente. Éstas sobresalen y crean un espacio útil fuera del techo, además de proporcionar luz natural y ventilación adicional.
10. Cubierta diente de sierra: compuesta por dos o más tejados de dos aguas.
Además de drenar el agua, las cubiertas inclinadas se pueden convertir en puntos focales en los edificios al mimetizarse o destacarse en medio de su contexto. Comprender las posibilidades de estas tipologías y materiales es vital para elegir la mejor opción para cada proyecto, combinando funcionalidad, estética y asequibilidad.
Para obtener más información sobre techos de pizarra natural, visita el sitio de Cupa Pizarras.