Fernando Cuenca Goitia en su libro “Breve Historia del Urbanismo” afirma que la ciudad de la época medieval surge a principios del siglo XI y se desarrolla solo entre los siglos XII y XIII. Según el autor, este crecimiento estuvo debidamente ligado al desarrollo del comercio que permitió ocupaciones fijas, haciendo que la ciudad dejara de estar compuesta mayoritariamente por viajeros. En otras palabras, se formó una sociedad burguesa, desarrollada a partir de las más diversas actividades -como artesanos, comercializadores, herreros, armadores- que sirvieron de estímulo a la ciudad medieval.
Además de sus orígenes económicos, el surgimiento de la ciudad medieval estuvo intrínsecamente relacionado con su entorno geográfico. Aún según Goitia, las ciudades de la época medieval necesitaban otros mecanismos de defensa además de la construcción de las murallas. Por ello, se desarrollaron - generalmente - en lugares de difícil acceso como “cerros, islas, cerca de ríos, buscando principalmente confluencias o serpenteos, para utilizar los cauces de los ríos como obstáculos para el enemigo”. En este sentido, aprovechar el entorno natural para su propia defensa condicionó un diseño urbano irregular que hoy caracteriza los pintorescos ideales de la ciudad medieval con sus calles estrechas y sinuosas.
Tal diseño urbano, en la mayoría de los casos, se creó instintivamente en un formato radioconcéntrico en el que las calles principales parten del centro - con importante equipamiento urbano - subiendo hasta las puertas de las murallas y siendo atravesadas por otros caminos menores y secundarios.
Sin embargo, Goitia afirma que, a pesar del predominio del trazado radioconcéntrico, también es posible percibir una gran variedad planimétrica que se diferencia del imaginario característico cuando se trata de trazado urbano en el medieval incluyendo esquemas lineales, ciudades en cruz, ciudades nucleares, en espina de pescado, ciudades de la acrópolis, entre otras.
En cualquier caso, independientemente del trazado urbano, la espacialidad relativamente reducida de la ciudad medieval fue su principal característica, lo que, a su vez, posibilitó formas específicas de sociabilidad que favorecieron el encuentro y la vivencia en el espacio público principalmente por motivos comerciales. En este sentido, el historiador Lewis Mumford en su libro “La ciudad en la historia” afirma que la ciudad medieval puede ser considerada, en ciertos aspectos, una creación original ya que correspondía a un equilibrio entre distintas funciones sociales como el sacerdote, el guerrero, el artesano, el comerciante, etc., conviviendo en un espacio limitado.
Por tanto, es posible afirmar que gran parte de este sentido de comunidad surge precisamente del llamado “vivir entre murallas”, por lo que cuando se habla de ciudad medieval es fundamental determinar la importancia física y psicológica de la muralla. Una condición espacial que, al mismo tiempo que favorecía el encuentro y la convivencia, también representaba una sensación claustrofóbica que, muchas veces, sacaba a la luz la falta de recursos naturales como el agua potable o incluso la abrupta proliferación de enfermedades y plagas. Un antagonismo que surge de la seguridad y el aislamiento, proporcionado simultáneamente por la condición espacial y urbana de la ciudad medieval.
Casi diez siglos después de las primeras formaciones urbanas medievales, algunas ciudades aún hoy llevan las cicatrices de este período urbano concreto y, aunque muchas de ellas ya han incorporado el trazado de tal manera que percibir el traslapo de los tiempos se convierte en un ejercicio difícil, con algo de atención todavía es posible interpretar sus diferentes capas. Por ello, aquí separamos nueve ejemplos de ciudades que pasaron por la época medieval y que aún llevan matices de este diseño.
Florencia, Italia
Madrid, España
Praga, República Checa
Cádiz, España
Colonia, Alemania
Salónica, Grecia
Moscú, Rusia
París, Francia
Grussian, Francia
Referencias bibliográficas
- GOITIA, F.C. Breve historia del urbanismo. Lisboa, Editorial Presença, 1992
- MUMFORD, L. La ciudad en la historia: sus orígenes, transformaciones y perspectivas. 2.ed. São Paulo, Livraria Martins Fontes Editora, 1982.