Hay decisiones administrativas que afectan más o menos a la población. La firma del acuerdo entre el gobierno colombiano -y los países garantes- con las FARC-EP ha sido una de las eventualidades más esperadas por mas de las y los 40 millones de colombianos y varias generaciones afectadas por el conflicto armado interno. Sin embargo este no fue fácil y hubo mucha polaridad ante un acuerdo que traería un beneficio innegable para cualquier persona -sin importar sus orientaciones políticas-: la paz.
Tras el fuerte rechazo de la propuesta casi final del acuerdo, se convocaron miles de personas a marchar y protestar a favor de la tan anhelada paz. La respuesta por parte de un colectivo conformado por cuerpos estudiantiles, docentes y profesionales se materializo en lo que nombraron Maloca Nómada por la Paz. Exploren a continuación el ejercicio honrando a los pueblos originarios más afectados por el conflicto armado en Colombia:
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Memoria enviada por el equipo del colectivo: Hacia finales de 2016 estudiantes de 26 universidades colombianas convocaron a marchas multitudinarias para exigir un acuerdo de paz tras el rechazo de lo pactado con las FARC en un plebiscito. Estas marchas realizadas en 14 ciudades de Colombia y los eventos siguientes despertaron en 12 estudiantes y dos docentes de arquitectura de Bogotá la necesidad de actuar y aportar por medio de la arquitectura.
En conversaciones preliminares y con la urgencia que reclamaban las acciones rápidas nos propusimos diseñar y construir una pequeña edificación itinerante que fuera fácil de transportar y ensamblar; de muy bajo costo y que sirviera de espacio para la congregación y la conversación sobre la paz en la universidad y posteriormente en el espacio público. La denominamos Maloca nómada por la Paz como tributo a las malocas de las comunidades Kogi o Makuna y que habitan territorios afectados por la violencia como la Sierra Nevada de Santa Marta o el Vaupés. En estas comunidades indígenas la maloca es una casa grande. Un lugar en el que se realizan actividades cotidianas, se conversa y se realizan rituales y curaciones. La maloca tiene además connotaciones simbólicas al representar comosogonías.
“Para el 2016, estábamos a la expectativa del acuerdo de paz en Colombia, personalmente desde que nací siempre se escucha la guerra, los secuestros; era la primera vez que retumbaba la idea de paz, para mí lo que estaba sucediendo era un cambio de paradigma.
La idea de la maloca, no fue a partir de una convocatoria formal, ni una clase, ni una tarea; la maloca inició con un “voz a voz” que poco a poco logró concentrar sinergias para trabajar colectivamente y aportar desde nuestros conocimientos para la paz. Detrás de la maloca emergían interrogantes del momento como: ¿De qué manera puede aportar la arquitectura para la construcción de la paz?, ¿Cuál es el rol del arquitecto ante una nueva visión del futuro colombiano? Ante esto, considero que el equipo tenía en claro que como jóvenes estudiantes podíamos aportar desde el diseño de un espacio habitable que materializara, de alguna manera, las implicaciones de la paz: un proceso, un trabajo en equipo, un proyecto común, y un espacio de convergencia para llegar a acuerdos.
En ese sentido, recuerdo la emoción del grupo en todo el proceso, también la recursividad y la iniciativa propia por buscar cualquier momento entre clases para aportar: consiguiendo materiales, diseñándola y construyéndola. Además, para mí como estudiante de sexto semestre fue el primer espacio habitable que construía a escala 1:1 y que vi ocuparse y simbolizar el proyecto país de su momento.”
- Estefanía Figueredo Guerrón.
En nuestro caso optamos por hacer esta maloca por la paz con tres materiales principales y vegetales: láminas de mádera quintuplex, costales y cuerda de fique. A cada lámina le realizamos un único corte que permitió desdoblarlas para configurar la fachada y la cubierta a la vez. Empleamos los costales para cerrar los vanos con superficies que permitieran la entrada de luz tamizada y empleamos la cuerda para hacer los amarres laterales y del anillo superior. Toda la edificación se puede armar y desarmar por el colectivo en muy corto tiempo y se puede transportar en una camioneta.
“En el 2016 todos hablábamos de la paz, y de cómo podríamos alcanzarla desde la disciplina que estudiábamos. Como arquitectos, es nuestro deber crear espacios que propicien el diálogo, el intercambio de ideas, filosofías y vidas. Eso fue la maloca para mí: pensar y reflexionar entorno a la paz desde la arquitectura, y cómo nuestra profesión podría aportar a la construcción de paz y de país desde una disciplina que está en constante dialogo y cuestionamiento con el entorno político, económico, cultural y sobretodo social que la rodea”
Pilar Zuluaga
Equipo del colectivo: Álvaro Ramírez, Carolina Blanco, Daniel Blanco, Daniel Medina, Estefanía Figueredo, Gabriel Aljure, Juan Pablo Aschner, Laura Vera, María Alejandra Díaz, Maria Clara Mcallister, Mateo Rodríguez, Paula Angulo, Pilar Zuluaga, Santiago Medrano
