Junto a las preocupaciones sobre temas relacionados con nuestro medio ambiente, surgen movimientos, nuevas palabras, conceptos y términos, que nos obligan a estar siempre actualizados. La propia palabra sustentabilidad enfrentó cierta resistencia hasta que se incorporó al vocabulario, siendo ampliamente utilizada en los contextos más diversos. Hoy en día se habla mucho de Economía Circular, Resiliencia, 4 R, minería urbana, entre otros. Además, hay movimientos que se incorporan a través de otros medios, evidenciando la transversalidad de estos temas. Uno de ellos es el de Materiales a 0 Km, que ha aparecido en algunos proyectos y manifiestos recientes.
El término Km 0 se deriva de la Slow Food. Como claro contrapunto a las cadenas de comida rápida, la idea del movimiento gastronómico es promover el consumo de ingredientes locales, reduciendo la distancia entre productores y consumidores. Con esto, se busca reducir los daños al medio ambiente por el impacto de los monocultivos y todas las emisiones de dióxido de carbono y consumo de combustibles fósiles en el transporte de estos productos. Además, el propósito es incentivar los ingredientes locales y de temporada, manteniendo las costumbres regionales y creando una mayor conexión y apreciación por la comida.
Los materiales a 0 Km adoptan un enfoque muy similar. Se trata de materiales que se pueden adquirir localmente, que no necesitan ser transformados y, al final de su vida útil, se pueden devolver al medio ambiente. Es decir, el movimiento fomenta el uso de productos locales y, preferiblemente, que no hayan pasado por grandes etapas de procesamiento industrial. El enfoque de la Arquitectura Km 0 tiene como principal objetivo proporcionar edificaciones más sostenibles, saludables, económicas, socialmente accesibles y fuertemente ligadas a la identidad de los territorios.
Por ejemplo, en la Casa Ter, en España, los muros son construidos con materiales Km 0, lo que significa que utilizan una mezcla de hormigón y piedras del río cercano, además de cerámica, un material con una larga tradición cultural en la localidad vecina de La Bisbal, donde el material es una de las principales actividades económicas.
El ladrillo también fue el material predominante en el proyecto desarrollado por Pietro Carlo Pellegrini Architetto. La oficina siguió la política de recuperación de energía, buscando materiales encontrados fácilmente en el "Km 0". El ladrillo fue elegido como fuerte recordatorio del antiguo horno y su color, y no solo se usó como mampostería, sino como celosías, lo que demuestra su versatilidad, su uso contemporáneo y, por lo tanto, su belleza.
La Casa vernácula del siglo XXI, de la oficina Edra arquitectura km0, se inspira en las antiguas construcciones locales de barro en cuanto a su orientación, morfología y uso de materiales locales. La técnica utilizada para el proyecto es la tapia calicostrada, una técnica ancestral tradicional basada en la construcción de muros principales con tierra sin elaborar, con adiciones de paja para mayor confort térmico. "El análisis del ciclo de vida ha demostrado la reducción del 50% de las emisiones de CO2. Piedra, tierra y paja representan el 80% del peso del edificio, y todas son kilómetro 0. También se han utilizado cal hidráulica, tejas, madera y lana de oveja que proceden de un radio de 150 km".
El concepto Km 0 también se utiliza en los campos del diseño y de la moda. Como se expone en el Manifiesto de Arquitectura y Filosofía del Kilómetro Cero, de Fernando Menis y Dulce Xerach, "es una apuesta por la verdad desnuda de los materiales que componen cada concepto de un proyecto arquitectónico, una apuesta por investigar los beneficios de la cultura para un futuro mejor; es una respuesta a los problemas de la arquitectura y de la sociedad que adopta una posición frente a la vida, prevaleciente ante las dudas de cualquier época de crisis".
Aunque constantemente surgen diferentes términos y movimientos, generalmente se relacionan en sus causas. La idea primordial es buscar un equilibrio entre un mundo altamente conectado y globalizado, logrando mantener una calidad de vida adecuada para las generaciones futuras, integrando la biodiversidad, las identidades y culturas locales preservadas. "Actuar localmente, pensar globalmente".
