Si por motivos laborales debes pasar la mayor parte de tu día dentro de una oficina, probablemente estés familiarizado con atravesar ciertos días con demasiado frío o demasiado calor. Mientras algunos de tus compañeros se quejan de que la oficina es un auténtico sauna, otros afirman que es imposible sobrevivir al invierno sin una buena manta y un calefactor. En la mayoría de los casos, los debates sobre la temperatura ideal nunca concluyen en acuerdos, e incluso hay quienes jamás logran consensuar cual es la temperatura media a la que debe estar el aire acondicionado para que todos se sientan cómodos. Lo cierto es que la sensación de confort varía mucho de una persona a otra y eso es un problema en los espacios compartidos. Lo mismo ocurre con la iluminación ¿Alguna vez has estado en una sala de reuniones con demasiada luz, o con una iluminación demasiado tenue que te ha hecho sentir incómodo?
Cuando se piensa en el diseño interior de los lugares de trabajo, vienen a la mente los elementos obvios: la organización, el mobiliario, las terminaciones, los colores y cualquier otro aspecto del espacio que aporte a la experiencia general. Sin embargo, por muy relevantes que sean estos detalles físicos a la hora de diseñar los espacios de trabajo, las condiciones que realmente hacen de una oficina el lugar ideal para sus empleados a menudo acaban siendo subestimadas o descuidadas.
En 2015, una encuesta reveló que el 42% de los trabajadores en Estados Unidos piensa que su lugar de trabajo es demasiado caluroso, mientras que el 56% de los encuestados dice que suele pasar frío en sus entornos laborales. Aunque los avances tecnológicos nos permiten controlar cada vez con mayor precisión la temperatura de un espacio y modificarla con solo pulsar un botón, el problema de los espacios compartidos es que es más difícil determinar cuál debe ser esta temperatura ideal. En general, este gran contraste de opiniones se debe a que el cálculo para determinar cuáles son las condiciones de confort térmico de las personas está ligado a modelos matemáticos bastante anticuados, como el definido por la norma ASHRAE 55, uno de los códigos de construcción más utilizados en Estados Unidos, y también uno de los más antiguos. Como los arquitectos aprenden a calcular en la universidad, el modelo para evaluar la condición de confort térmico de un ser humano en un entorno de trabajo se basa en los datos relativos a cómo se siente un hombre con traje y corbata en su oficina acondicionada mecánicamente. El problema, en mi opinión bastante obvio, es que no todos los trabajadores son hombres, y menos aún todos utilizan traje y corbata todos los días. Si tenemos en cuenta cuántas de las empleadas de una determinada empresa se visten de esta manera, y cuántas de ellas no son hombres, obviamente este modelo de cálculo resulta ser defectuoso e incoherente.
Casi tan importante como sentirse cómodo desde el punto de vista de la temperatura, las condiciones de iluminación artificial también desempeñan un papel importante en la sensación de bienestar en el trabajo. En un estudio publicado recientemente, la Sociedad Americana de Diseño de Interiores reveló que más del 65% de los trabajadores no están satisfechos con las condiciones de iluminación de sus espacios de trabajo. Es una estadística bastante preocupante, sobre todo porque la iluminación tiene un impacto significativo en nuestra productividad y no sólo eso, también en nuestra salud física y mental. Mientras que las luces que emiten las pantallas de nuestros ordenadores suelen ser muy fuertes y agotadoras para nuestros ojos, algunas otras fuentes de luz pueden incidir directamente en el ritmo circadiano de nuestro cuerpo, afectando el sueño o estimulando nuestro metabolismo. Algunos diseñadores prefieren tonos de luz "más cálidos" o "más fríos". El hecho es que las condiciones de iluminación de nuestros espacios vitales influyen de manera decisiva en la forma en que nos sentimos y, en consecuencia, en la manera en que nos relacionamos.
Entonces ¿Qué nos depara el futuro? ¿Dejaremos alguna vez de discutir sobre la temperatura de la oficina, o sobre cuándo debemos encender las luces y cerrar las cortinas? La respuesta a esta preguntas parecería ser si. A medida que más investigadores estudian las formas en que el diseño influye en el bienestar, la felicidad y la productividad de las personas en los entornos de trabajo, parece que por fin nos acercamos a ese ansiado consenso. Los avances tecnológicos también nos permiten crear entornos más flexibles en cuanto a la temperatura, lo que permite a los individuos ajustarse más fácilmente a las características específicas de cada puesto de trabajo. También, el diseño luminotécnico ha pasado de ser una exageración excéntrica a una necesidad fundamental, y cada vez más profesionales deciden dedicarse a esta línea de investigación y diseño, colaborando en el establecimiento de nuevos estándares de confort y la creación de espacios más acogedores y estimulantes. Al parecer, es solo cuestión de tiempo.
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