El terremoto del 2015 que afectó a la región de Coquimbo, Chile, tuvo como consecuencia la relocalización de 88 hogares del sector de Baquedano hacia zonas de seguridad. A raíz de este hecho, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) a través del SERVIU, realizó una convocatoria que tuvo como objetivo la proyección de conjuntos de vivienda pública para arriendo según criterios generales de diseño, eficiencia energética y participación social.
El equipo compuesto por la Fundación Urbanismo Social en conjunto con Cristián Fernández Arquitectos, se adjudicó el primer lugar del concurso seguido por del proyecto presentado por TECHO + Sabbagh Arquitectos. La propuesta ganadora contempla la puesta en marcha de un plan de acompañamiento que, junto con la construcción de espacios públicos y vivienda social con medidas de mitigación, busca otorgarle a las familias desplazadas un espacio seguro en el cual arraigarse y reconstituir el sentido comunitario.
El Plan Maestro del Programa de Regeneración de Conjuntos Habitacionales (2019) que sentó las bases para los proyectos a continuación, tiene como principal objetivo dar respuesta a las necesidades habitacionales de la población situada en zonas de riesgo. Con el fin de mitigar y preparar tanto la infraestructura como a la misma comunidad para eventuales desastres naturales, el Plan Maestro contempla una cartera de proyectos que abarcan desde la proyección del Parque de Mitigación Humedal El Culebrón, hasta el desarrollo de edificios resilientes ante tsunamis como el conjunto de integración social “Los Fundadores”, el que inició obras durante el año 2019.
A continuación, los equipos de Fundación Urbanismo Social + Cristián Fernández Arquitectos, seguido por TECHO + Sabbagh Arquitectos, describen las propuestas en sus propias palabras:
Fundación Urbanismo Social / Cristián Fernández Arquitectos
Integración: Las dos manzanas se conciben como un único proyecto separado solo por una vía vehicular de pequeña escala y sin salida. Esto nos permite diseñar estos dos proyectos de manera autónoma pero en una sinergia positiva para los habitantes. Los edificios emplazados por todo el perímetro permiten que se configure un espacio interior y privado, de grandes dimensiones, con buen asoleamiento y protegido. E estos se emplazan las áreas de esparcimiento comunitario con equipamiento de plazas, árboles, vegetación, juegos que permitan fortalecer la vida de barrio.
Esta disposición enriquece la integración y colaboración entre los habitantes en línea con los mejores valores urbanos de la ciudad. Los dos edificios funcionan de manera independiente, cada uno con sus accesos, estacionamientos, equipamiento técnico y circulaciones interiores. Son los espacios comunes, como la Plaza Elevada, los que genera esta unidad morfológica.
Urbanística: Los edificios se emplazan como una fachada continua de 6 niveles de altura. Se ha privilegiado un conjunto unitario en su altura y fachadas, lo que permite darle unidad e identidad al conjunto habitacional en la ciudad. Los primeros dos niveles son más abiertos y transparentes que las fachadas superiores. A su vez, por la calle Baquedano incorporamos un alero sobre la vereda peatonal y dos espacios urbanos, con equipamiento y arboladas en las esquinas, de modo de contribuir al espacio público y la ciudad. El conjunto resuelve de manera simple los importantes desniveles entre las calles Juan Antonio Ríos y calle Baquedano, generando accesos en distintos niveles que convergen en una gran Plaza Elevada comunitaria.
Arquitectónica: El conjunto está diseñado con los criterios de máxima eficiencia en los recursos que utiliza, como es indispensable para viabilizar este tipo de proyectos. Se han diseñado espacios, escaleras y circulaciones comunes de alta eficiencia, evitando circulaciones comunes con uso por un solo lado.
Todos los pasillos son abiertos y ventilados, contando con luz natural y vistas a la ciudad. Dentro del edificio, proponemos patios elevados que permiten actividades de la comunidad en lugares seguros, protegidos y de muy buena vista. Estos además serán una característica identitaria del edificio que transparenta la vida interna de la comunidad en un gesto generoso con la ciudad.
El conjunto se organiza como un edificio tipo “Picaron”, generando un gran espacio interior protegido, al cual se orientan los departamentos que no dan a las calles circundantes. Este espacio se organiza en dos niveles, dejando el nivel natural para resolver toda la carga de estacionamientos que el conjunto requiere. Sobre este nivel natural de estacionamientos, diseñamos un patio elevado, donde los edificios del conjunto comparten una gran plaza elevada de esparcimiento privada, equipada y segura.
Áreas Verdes: A pesar de la gran ocupación de suelo que generan los estacionamientos y el emplazamiento de los edificios, hemos logrado constituir áreas verdes arboladas en un emplazamiento estratégico para su visión y uso. Hemos optado por proponer árboles en la Plaza Central, ya que cuentan con excelente asoleamiento, suelo natural y quedan protegidos del exceso de sal del aire marino. En las esquinas del proyecto proponemos una arborización y vegetación arbustiva de mediana escala.”
Fundación TECHO-Chile / Sabbagh Arquitectos
La propuesta busca resignificar el barrio para ser un detonante de otras transformaciones físicas, espaciales, funcionales, simbólicas y relacionales; integrándose al entorno a partir de la construcción de nuevos servicios. La intervención reconoce los potenciales y la vulnerabilidad del territorio; transformando estas condiciones geográficas en un activo para el abordaje social y espacial.
El proceso social, por otro lado, se ancla en la resiliencia y en la resignificación de estas instancias, sus activaciones y su vínculo con el lugar. Se considera definir una nueva identidad para el barrio a partir de los saberes colectivos con los habitantes actuales y futuros, la comunidad y el barrio que se arraiga en las condiciones del lugar, tomando las nuevas oportunidades que el proyecto atrae y ofrece.
Esta resignificación espacial está dada por la necesidad de establecer una mayor coherencia con las condiciones geográficas del lugar. Esto resulta en la liberación de las potencialidades de su localización, tales como proximidad con el centro, su vínculo con el borde costero, el humedal el Culebrón y los cerros, así como las relaciones visuales que se construyen con estos atributos del lugar.
Desde lo espacial y constructivo, se desarrolló una solución capaz de hacer frente a las amenazas de Tsunami, mediante la proyección de una estructura en base a pilares y vigas, la que entrega además mayor flexibilidad en la disposición de los recintos, permitiendo así su adaptación según las necesidades comunitarias en el proceso de regeneración. Se genera también un nuevo sistema de evacuación más expedito, conformado por un circuito de conectividades peatonales que incorpora un nuevo uso de la calle Chacabuco con su peatonalización, transformándola en un lugar de encuentro al interior de la manzana. A partir de esa operación, la propuesta plantea espacios de vocación pública, constituyendo una gran manzana que une ambos proyectos en el nivel calle y transforma su configuración a partir de un gran espacio público abierto y flexible, como recinto ferial, multi-prestación, que evoluciona y se consolida en el tiempo.
El conjunto de edificios emplazadas tanto en la manzana C1 y C2, se organizan en el eje longitudinal en torno a un espacio interior, un patio de luz, que reúne las circulaciones que dan acceso a cada una de las viviendas contenidas a partir de dos bloques habitacionales paralelos en sentido norte sur. La manzana C1 considera 100 unidades para renta, y la manzana C2, considera 72 unidades acogidas al DS49. En las circulaciones de los pisos superiores (3 al 6) sobre el eje longitudinal en los extremos, se generan "miradores" que permiten vistas en perspectivas a la ciudad y reconocer a su vez, la línea del borde costero paralelo a las manzanas. En el nivel de cubierta de ambos conjuntos, se propone un espacio común de uso de la comunidad del edificio para huertos, miradores y jardines. La incorporación de las terrazas en el techo, también se consideran como zona segura, una superficie de resguardo que permite la evacuación vertical que aporta a la resiliencia del lugar.
