El Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional tiene como fin difundir el valor de la arquitectura tradicional como referente de probada validez para la arquitectura de nuestro tiempo en el ámbito territorial de España y Portugal. Busca hacerlo tanto en la restauración de monumentos y conjuntos urbanos de valor histórico-artístico, como en la realización de obras de nueva planta que, basadas en las tradiciones locales, sean capaces de integrarse armónicamente en dichos conjuntos.
El X Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional ha sido otorgado a Sergi Bastidas, quien ha trabajado principalmente en Mallorca, en obra nueva y en rehabilitaciones, intentando utilizar siempre materiales y técnicas tradicionales. Tiene un interés especial por integrar en sus edificios la identidad de los lugares a los que pertenecen. Los proyectos que diseña parecen fundirse con el territorio en el que se implantan, gracias a su atención a la topografía, el clima, los materiales y las tradiciones constructivas locales, la forma en que históricamente se ha utilizado el lugar, la vegetación y el paisaje. Es por ello un gran defensor de los materiales de construcción más naturales y sostenibles, aquellos que además aportan calidez y humanidad a sus obras: la piedra, la cal, la madera, la caña, etc.
Sergi Bastidas nació en Barcelona, fundó en 1979 su primer estudio de arquitectura, BB-Architects, origen de su estudio actual, Bastidas Architecture. Inició su carrera profesional en la propia Barcelona, donde trabajó con Enric Franch Miret, su mentor, con quien colaboró en varios concursos de ADI-FAD. Durante sus casi 40 años de carrera ha trabajado en las Islas Baleares, Barcelona, París, Nueva York y Marrakech. Después de varios años colaborando con sus hijos Gerard y Boris, desde el año 2020 ambos han pasado a formar parte del equipo directivo de Bastidas Architecture.
Una de las cualidades más destacadas de su trabajo es que, al terminar cada una de sus obras, éstas parecen haber sido siempre parte del lugar y sólo una mirada entendida es capaz de discernir fácilmente si se trata de restauraciones o nuevas obras, qué existía ya y qué ha sido añadido. El paisaje y la cultura locales se convierten así en los protagonistas de cada proyecto.
Además, en esta tercera edición de la Medalla a la Conservación del Patrimonio, el galardonado ha sido José María Ballester, en reconocimiento a su trayectoria profesional, en la que ha destacado por promover y poner en práctica una noción amplia e integradora del patrimonio, sin desligarlo del paisaje y el territorio, de sus recursos naturales y económicos, de su cultura y de sus saberes tradicionales. Esta visión le ha llevado a poner en marcha iniciativas de desarrollo rural que toman como base el patrimonio así entendido y que buscan generar riqueza y fijar población potenciando los propios recursos naturales y culturales locales.
José María Ballester comenzó su carrera profesional como periodista, primero en el diario Madrid, y después en ABC y Blanco y Negro, donde se ocupó de una sección especializada en patrimonio y urbanismo. Cuando España entró en el Consejo de Europa, José María Ballester ganó un concurso de oposición que en adelante le permitió defender el patrimonio desde este organismo internacional. Allí colaboró con Marcelino Oreja, a quien cuenta entre sus principales maestros.
Puso en marcha el Programa Patrimonio y Territorio de dicha fundación, un proyecto pionero de desarrollo rural, dirigido no sólo a conservar el patrimonio del medio rural, sino también a generar riqueza, a fijar población y a potenciar los recursos propios del territorio en el que se ha implementado, primero en el Valle del Nansa y Peñarrubia y ahora también en Valderredible. José María Ballester es además socio fundador de Hispania Nostra y ha estado muy activo durante años en los órganos de gobierno de Europa Nostra y como jurado de los premios europeos de patrimonio.