Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta nueva clínica para Impress en Madrid se ubica en una concurrida esquina de la calle Carranza, donde un pórtico de enormes sillares de granito delimita el perímetro hacia la calle, mientras que en el interior, esbeltas y refinadas columnas de forja hacen el contrapunto a los sillares. Este marcado contraste entre estos dos pórticos guió el proceso de diseño: una serie de curvas a modo de cilindros se agolpan en la medianera interior y juegan con las columnas de forja, dejándolas dentro o fuera de los mismos, mientras que dejan un espacio vacío hacia los sillares de piedra, donde se resuelve el vestíbulo y la zona de espera, siempre en contacto con la calle. De esta manera se crea un juego dialéctico entre los enormes sillares, a los que se les da espacio para ser vistos, y las curvas y pilares de forja, que aparecen, en contraposición, como planos y líneas frágiles que se acercan y alejan de los sillares. Incluso las propias columnas de hierro se han pintado de rojo, otorgándoles un carácter más lúdico comparado a la seriedad pétrea del granito.
El recurso a la curva es un elemento de diseño recurrente en los proyectos que llevamos a cabo para Impress, basado en su propio logo, y funcionalmente, se ha revelado como un optimizador de espacios en superficies reducidas. Así, todas las estancias de público se resuelven mediante cilindros concatenados, variando su tamaño según la necesidad; a su vez, el espacio en negativo, hacia el vestíbulo, consigue una cualidad espacial muy rica y compleja, de perímetro siempre cambiante, inundado de luz natural. Por lo demás, en el sótano se solucionan el resto de funciones privadas de la clínica. El vestíbulo/zona de espera, desarrollado longitudinalmente en estrecho contacto con el exterior, se tiñe de color gris, tanto en el suelo de linóleo como en la laca de las paredes, donde los sillares, nítidamente recortados por un sofito rojo, destacan por su masividad. Las puertas, bloques de madera tintados de rojo, anuncian el paso a otras estancias (boxes dentales, rayos X y aseos), donde los códigos de colores cambian en cada uno de ellos. Así, los tres colores corporativos de Impress, rojo, gris y azul, protagonizan cada uno de los tres boxes, aplicados indistintamente.
Todos los elementos del techo se giran 45º, de nuevo haciéndose eco de la posición en esquina; los puntos de venta se revisten de moqueta en sus superficies verticales (un recurso con objetivo acústico y de confort); cortinas cierran espacios para uso temporal; el tinte de las maderas permite conservar su textura, convirtiendo un material tradicional en algo más fresco; el recurso a espejos en el interior de los boxes crea ilusiones de profundidad…Todos estos recursos espaciales, materiales y figurativos, obedecen a la comunicación de la marca Impress, orientada un público joven, y pretendidamente alejada del concepto tradicional de clínica dental (colores blancos, ambiente aséptico), a la vez que persiguen un diseño que abarque condiciones no sólo visuales, sino también táctiles y sensoriales, donde la referencia al universo ‘Twin Peaks’ de David Lynch, inevitablemente, vuelve a aparecer.