- Área: 5878 m²
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Fotografías:Jorge Crooke Carballal
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Proveedores: BANDALUX
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El 15 de febrero de 2005 se firmó un convenio entre el municipio de Madrid y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) para coordinar un conjunto de actuaciones tendientes a la restauración del complejo de las Escuelas Pías de San Antón, que había sufrido un incendio unos pocos años antes. Incluyó un concurso de arquitectura y el posterior desarrollo del proyecto ganador.
El objetivo principal de dicho acuerdo era impulsar la restauración e inserción de un programa de uso mixto de interés social, que revitalizara el contexto urbano de Escuelas Pías. Dicho programa incluyó la nueva sede del COAM y de la Fundación Cultural COAM, una guardería y centro de mayores, instalaciones deportivas y una escuela de música. También se iba a construir un amplio estacionamiento subterráneo, que cubriría tanto las necesidades de los nuevos edificios como las de los vecinos de las inmediaciones.
Todo ello debe hacerse sin interferir con los servicios religiosos que tienen lugar en la iglesia de San Antón, incluida en el conjunto, y que también es objeto de restauración. Como condición indispensable, se establece un área verde abierta de acceso público como núcleo del conjunto. El programa se plantea como una oportunidad para consolidar una muy diversa gama de actividades e intereses en una única respuesta arquitectónica.
La superficie total construida de las Escuelas Pías de San Antón es de 5.878 metros cuadrados, de los cuales 628 pertenecen a la iglesia barroca de San Antón, declarada "Bien de Interés Cultural" por el arquitecto Pedro Ribera, que se integra íntegramente en el conjunto y constituye la única parte que no sufrió la ruina progresiva que afectó al resto del sitio.
El valor que busca el proyecto es crear una atmósfera serena pero llena de alegría viva. También se propone una nueva continuidad de cornisas en las fachadas conservadas -como nunca la tuvo el conjunto- gracias a una logia-balcón que se desmaterializa durante el día y se transforma en una vibrante linterna por la noche, flotando sobre la ciudad, sobre un jardín. Un lugar de quietud, de serenidad, que abraza la vida, un lugar de reencuentro. Una sorpresa, un "acento" a la ciudad.
Un espacio apartado con carácter abierto. Un lugar donde los árboles se descubren a través de la transparencia a pie de calle. Un jardín en esta parte densa de la ciudad... un espacio abierto que permite respirar, donde la vida se desarrolla con naturalidad. Atmósferas arquitectónicas con una cualidad similar a un susurro; construcción honesta y clara; una actitud dórica, una aproximación a la esencia donde la materia revela sus valores naturales... el entendimiento de que, "en arquitectura, la honestidad es una posición intelectual".
Está construido predominantemente solo con hormigón, acero, vidrio y granito dorado. "La sombra de un árbol" se considera aquí como un espacio de valor sin igual. La verdadera transformación de un espacio urbano se produce tanto a través de sus edificios como de su arbolado. Si somos capaces de dejar en herencia a nuestros hijos un jardín con árboles en esta parte de la ciudad, habremos construido un valioso patrimonio urbano.