“Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables”, dice Julio Cortázar en sus Instrucciones para subir una escalera.
De todos los elementos arquitectónicos existentes, las escaleras han estado siempre entre los más interesantes y curiosos. Teóricos, arquitectos y escritores han hablado de ellas a lo largo del tiempo, compartiendo sus percepciones y describiendo sus diferentes aspectos. Este enigmático elemento, que es muchas veces el protagonista de emblemáticas obras arquitectónicas, esconde muchas historias y alberga unas cuantas más.
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Los escritos más antiguos sobre arquitectura nos remontan al tratado De architectura de Vitruvio, en el que describe cómo deben ser las escaleras de los templos, destacando que el número de peldaños debe ser siempre impar, para comenzar y terminar de subir las escaleras con el mismo pie. Más tarde, Leon Battista Alberti, en su libro De re aedificatoria nos explica que las escaleras deben ser construidas por expertos, describiéndolas como un elemento peculiar y curioso dentro del diseño global, incluso destacando que deben ser estratégicamente posicionadas para evitar que sean un obstáculo. Andrea Palladio, casi un siglo más tarde, describió y clasificó diferentes tipos de escaleras en su tratado Los cuatro libros de arquitectura, con exquisitas ilustraciones.
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Las escaleras tienen el maravilloso poder de hacernos ascender, y esta acción siempre tiene una connotación positiva. Cuando ascendemos evolucionamos, nos superamos a nosotros mismos, nos acercamos a “lo divino”. Hay testimonio de esta afirmación en ilustraciones que datan de varios siglos atrás. Algunos ejemplos son el famoso dibujo del filósofo español Ramón Llull, Liber de ascensu et descensu intellectus, o la ilustración del astrólogo inglés Robert Fludd, Ladder to God (Escalera hacia Dios). En ambos es posible reconocer el poder simbólico que las escaleras siempre han tenido.
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No es sorprendente que en muchas historias, cuentos y novelas de todo el mundo haya escaleras como parte de su arquitectura imaginaria. En algunas las escaleras son un elemento mágico, en otras un dato crucial del argumento, y a veces son protagonistas, como en el caso del cuento de Cortázar Instrucciones para subir una escalera. Cortázar describe a la escalera de manera bella y poética, transformando la noción que tenemos sobre ella en algo fantástico: suelos plegados que tienen el poder de elevarnos al Cielo.
La idea de considerar a la escalera como un elemento mágico remite a una cita de Gio Ponti: “El arquitecto que no concibe a la escalera como algo fantástico no es un artista”. Un ejemplo de mago y artista en torno al diseño de las escaleras es Carlo Scarpa. En ninguno de sus proyectos el diseño de las escaleras es fortuito, todas esconden una historia, narran un cuento. Así, las escultóricas escaleras del Olivetti Showroom nos susurran secretos sobre las máquinas de escribir allí exhibidas y las del Castelvecchio son capas del palimpsesto que el arquitecto veneciano creó para contarnos la historia del edificio.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el concepto mágico y poderoso de este elemento ha ido mutando, transformándose en uno cada vez más mundano, adaptándose a las necesidades de la arquitectura emergente. Y ya que mencionamos lo que “emerge” cabe recordar que surgieron así, por ejemplo, las escaleras de emergencia, estas áreas marginadas usualmente presentes en rascacielos y edificios de mucha altura (o no tanta), elementos potencialmente muy interesantes que por lo general ocupan una superficie significativa.
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Escalera de evacuación en el recinto protegido Teresianas Ganduxer / Picharchitecs / Pich-Aguilera
Más que algo relegado son una oportunidad para desafiar la creatividad de los arquitectos y arquitectas, recordando siempre que una escalera, incluso de emergencia, puede albergar increíbles historias, ser escenario de encuentros entre apurados que no quieren esperar el ascensor, o entre curiosos que simplemente quieren explorarlas.
En su famosa novela Life as a User 's Manual, Georges Perec cuenta historias fortuitas que suceden en un edificio de departamentos (y es realmente sorprendente cómo muchas suceden en la caja de escaleras). “Porque todo lo que pasa, pasa por la escalera, y todo lo que viene, viene por la escalera [...] esos espacios anónimos y aburridos que no pertenecen a nadie y pertenecen a todos al mismo tiempo”, escribió Perec. Pero, yendo un poco más lejos, Vincenzo Scamozzi lo dijo primero: “Las escaleras son las venas y las arterias de los edificios”. Si estamos de acuerdo, entonces elevemos su diseño.