Centro comunitario Cabaña del melocotón / ATELIER XI

Curado por María Francisca González

Arquitectos: ATELIER XI
Área: 55 m²
Año: 2020
Fotografías:Zhang Chao

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Al principio, el arquitecto recibió el encargo original de diseñar un edificio público de 300 metros cuadrados para facilitar la educación cultural y artística del condado en Xiuwu, Henan. Sin embargo, teniendo en cuenta la amplia zona de servicio (630 kilómetros cuadrados de superficie del condado) y la dificultad de los desplazamientos entre los pueblos dispersos, el arquitecto propuso dividir un edificio en una serie de instalaciones en miniatura en diferentes lugares para prestar un mejor servicio a las comunidades locales.

Los inconvenientes a largo plazo de las zonas rurales remotas son la insuficiencia de recursos educativos, el inadecuado acceso a la información y la escasa imaginación estética. Por ello, los líderes comunitarios y el arquitecto buscan un enfoque estético para rejuvenecer estas comunidades. A través de estas inversiones arquitectónicas mínimas, el proyecto pretende inspirar la sensibilidad de los residentes locales, ayudarles a disfrutar y replantearse la calidad de vida, así como aliviar el aislamiento y la pobreza.

Estas miniaturas de hormigón in situ se interpretan como una serie de espacios en forma de árbol con tentáculos que se extienden hacia el cielo, bañados en luces y sombras. Sus ubicaciones varían desde los campos, los bosques y las cimas de las montañas, y sus formas también difieren: mientras que uno crece desde los muros en ruinas de un pueblo abandonado, otro encarna un teatro flotante en el agua.

Centro comunitario Cabaña del melocotón / ATELIER XI - Imagen 23 de 24 — Planta - Sitio

La construcción de las siete unidades se divide en dos fases: la primera consiste en Periscope (un teatro vernáculo), Observatory (un bar de bebidas en una finca de melocotones) y Bent House (una biblioteca comunitaria)

Centro comunitario Cabaña del melocotón / ATELIER XI - Fotografía interior — © Zhang Chao

Cabaña del melocotón (Peach Hut), el primer pabellón en miniatura terminado, está rodeado por un campo de melocotoneros en flor en tierras de cultivo. Los árboles del terreno, todos inclinados hacia un lado, inspiraron la forma escultural de la arquitectura. El arquitecto prevé que el edificio esté cortado por una serie de arcos invisibles derivados de la tierra y la nube, formando una forma única que se eleva hacia el cielo.

En la Cabaña del Melocotón, todas las ventanas tienen formas diversas, que responden a diferentes vistas y ángulos de luz: la gran ventana del suelo al techo del segundo piso permite a los espectadores saltar por encima de los melocotoneros y contemplar la vista panorámica de la granja; el marco de la ventana redonda del lado sur gira a lo largo del eje central y capta imágenes dinámicas del huerto bajo la sutil variación de la luz del día; las ventanas verticales de las esquinas alargan la profundidad de campo desde el huerto hasta el pueblo; la sombra resultante del tragaluz cambia en cada momento; y la ventana de la esquina de la entrada está hecha como un cuarto de círculo que se asemeja a los melocotoneros encorvados, resonando así con el pintoresco terreno.

Impresionado por las flores de melocotón que había en el lugar durante la primera visita, el arquitecto decidió revestir el edificio con hormigón rosa in situ. Tras repetidas pruebas sobre el terreno, el arquitecto y el equipo de construcción acabaron encontrando una fórmula que cumplía el color y la resistencia del hormigón deseados. El acabado exterior de hormigón se vierte con pequeños encofrados de madera para delinear el contorno de la geometría curva, y el acabado interior se vierte con un encofrado liso para reflejar mejor el tragaluz desde arriba. A primera hora de la mañana, al mediodía, al atardecer y por la noche, el muro de hormigón rosa revela diferentes colores y calidades en función de las cambiantes condiciones de luz.

El arquitecto espera dejar en el edificio unas marcas que sólo pertenezcan a este trozo de tierra. Por ello, un aplique de bronce y las manillas de las puertas de acero negro están diseñados con el contorno del edificio; y un árbol en relieve está fundido en la fachada de hormigón con un encofrado personalizado, orientado hacia la salida del sol hacia el este.