Ricardo Rocha escribe sobre el arquitecto germano-brasileño Hartmut Thimel. Olvidado por la historiografía canónica, trabajó con Georges Candilis, Yona Friedman y luego con Oscar Niemeyer. Su obra es un puente entre el Brasil de la década de 1970, abordando la vanguardia internacional - Team X, el Metabolismo, el Urbanismo Espacial, la Prospectiva, entre otros.
Hartmut Friedrich Rodolf Thimel estudió construcción, arquitectura y urbanismo en la Polytechnische Schule en Graz, Austria, y en la Staatliche Baugewerkschule Barmen-Elberfeld de Wuppertal, Alemania. Posteriormente, comenzó su carrera trabajando en la oficina de los arquitectos alemanes Helmut Heinrich y Hubert Petschnigg, en Düsseldorf, y después con A. K. Kitsikis, en Atenas, Grecia. En Francia colabora con Georges Candilis, Alexis Josic y Shadrach Woods, incluso en el famoso proyecto de viviendas Toulouse le Mirail, que renovó los preceptos del urbanismo modernista. Mientras aún está en Francia, entabla una relación duradera con Yona Friedman, en París, quien recordaba con cariño su figura.
Hablando con el autor, poco antes de su muerte, Friedman comentó: “Hartmut Thimel se puso en contacto conmigo a principios de la década de 1960, porque estaba muy interesado en mis escritos y especialmente en el proyecto de la Ville Spatiale. Teníamos una buena relación. A fines de la década de 1960, visité América Latina por primera vez y luego nos encontramos en Río de Janeiro. Más tarde, en todas mis visitas a Brasil, nos reuníamos”.
Entre 1968-1969, a través de una beca de estudios otorgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores (Itamarati) brasileño, el arquitecto se traslada a Brasil, donde colabora con Oscar Niemeyer, instalándose definitivamente en Río de Janeiro.
En tierras brasileñas colaboró con revistas de vanguardia como Galeria de Arte Moderno (GAM) y Módulo, la revista creada por Niemeyer, manteniéndose en contacto con las discusiones internacionales a través de su presencia en las páginas de Architecture Contemporaine, de Anthony Krafft, el antiguo editor de Architecture, Formes, Fonctions, casi la revista oficial del Team X.
Poco después de instalarse en Brasil, su proyecto “Rio de Janeiro 1968-1969”, fue finalista del Grand Prix International d’Urbanisme et d’Architecture de 1970, en Cannes. La calidad del concurso – ganado por Aldo Loris Rossi, que no debe confundirse con el más conocido Aldo Rossi – puede confirmarse con la presencia en el jurado de nombres como Bruno Zevi, Henri Lefebvre y Jean Prouvé. En cambio, competían personajes como el (joven) urbanista francês Philippe Panerai, que recuerda la discreta figura del arquitecto Thimel (“peut etre même un peu secret”).
En su propuesta, se puede destacar, por un lado, el gran esfuerzo científico, utilizando recursos estadísticos para estimar el crecimiento de la población y pronosticar el tráfico según la trama urbana. Este enfoque encaja en el panorama más amplio de la investigación "prospectiva", fenómeno intelectual francés que se extiende a la arquitectura, a través de la creación del Grupo Internacional de Arquitectura Prospectiva, GIAP, en 1965, por Michel Ragón. Por otro lado, se percibe las presencias de temas del Team X, una trama horizontal que se expande sobre el territorio, y el metabolismo japonés, con sus megaestructras flotantes. El proyecto fue expuesto en Brasil, en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro (MAM-RJ) en 1972 y en la primera Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo (BIA-SP), en 1973.
Sobre su llegada al país, en sus propias palabras: “en Europa, Brasil es el sueño de muchas personas. Desde niño quería, por ejemplo, conocer la Amazonía. Cuando estaba trabajando en París, escribí a la Embajada de Brasil en Alemania, explicando mi disposición. En posesión de mi currículum vitae, el embajador me propuso una beca, por parte de la Cancillería, la cual me fue concedida. Llegué a Brasil en 1968 y comencé a trabajar con Oscar Niemeyer, a quien ya conocía de una reunión en Atenas, en un congreso”.
Parece claro que el interés de venir a Brasil probablemente estuvo más relacionado con las actividades profesionales del arquitecto en ese momento, un posible interés por la obra de Oscar Niemeyer, que con alguna fantasía infantil sobre el Amazonas.
Después de la fase de "vanguardia", Thimel desarolla propuestas de vivienda social, donde propone la intervención del usuario (una lección de Friedman) en estructuras modulares variables/ intercambiables, tipo “mat-building’ (tipología desarrollada por Team X), fusionando "vanguardia" y visión social, en una trayectoria única en Brasil.
Una de las últimas noticias que tenemos del arquitecto es su participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como Eco-92, celebrada en Río de Janeiro, en 1992, a través de una invitación de la Academia Internacional de Arquitectura. Lo cual parece coincidir con sus intereses en el período, en un momento en que su constribución a la revista Architecture Contemporaine, de Anthony Krafft, en su número 10, de 1988-1989, versaba sobre “Roberto Burle Marx: un innovador que valora los colores y la vegetación de su país”.
Tuvo su acercamiento a la vida cotidiana, acercándolo a los temas de la vivienda popular y las colaboraciones colectivas, transformándolo en un personaje conocido en las escuelas de samba de Rio de Janeiro y en un participante activo de los movimientos sociales, asociaciones de vecinos, entre otros, con constante presencia en las páginas de los diarios. Más que un cliché sobre un alemán que se enamora del paisaje “carioca” y la samba, es una de las trayectorias arquitectónicas más bellas – como la de Lina Bo Bardi, quien se consideraba a sí misma “más brasileña que muchos brasileños”, o Wladimiro Acosta en Argentina - en lo que respecta a las transferencias Norte-Sur, y la reinvención de la figura del arquitecto frente a las nuevas realidades y desafíos.
