La historia de la luz ha experimentado diversos cambios a través de los siglos, su intrínseca relación con la arquitectura misma ha detonado manifestaciones y críticas que además de servir como una herramienta para iluminar el mundo habitado, influye directamente en la percepción del mismo y en la producción de los objetos construidos. Todo tipo de proyecto de iluminación está directamente relacionado con un entendimiento propio de calidad, clase, interpretación, intención y significado.
Actualmente, resulta interesante la forma en que las nuevas generaciones cada vez se aproximan a tener una mirada que toca los bordes del cine, el teatro y las artes, conformando la construcción de una escena que se complementa e inspira de otras disciplinas, más allá de quedarse dentro de los límites de la propia arquitectura. Este tipo de proyectos abren la posibilidad a explorar el proceso arquitectónico como un ensayo abierto que da lugar a distintas posibilidades. Queda mucho por explorar del lado de la luz en la arquitectura, específicamente en un país como lo es México en donde desde hace miles de años, el lenguaje visual ha sido un pilar fundamental para estructurar la identidad a partir de historias que lo conforman.
Resulta sumamente enriquecedor acercarse al trabajo de las prácticas emergentes para entender todos esos pilares que conformarán el futuro de las disciplinas. Es por eso que en esta ocasión te presentamos una conversación con la arquitecta Brenda Castillo –fundadora de Circadia, un despacho especializado en iluminación arquitectónica– en donde se despliegan distintas preguntas que abordan temas sobre la luz en la arquitectura y los procesos creativos de la misma, desde un punto de vista sumamente íntimo y personal.
Mónica Arellano: Primero me gustaría que me contaras sobre tu formación, ¿cómo fue que te empezaste a involucrar en el diseño de iluminación?
Brenda Castillo: Mi formación es de arquitecta de la FES Acatlán y una vez egresada me interesó mucho el interiorismo y la museografía. Fue así que empecé a buscar estudios dentro de esta rama y encontré un diplomado de diseño de exposiciones en la Facultad de Artes y Diseño. En ese momento me di cuenta de que la luz era un elemento muy importante para el arte, entendí la importancia del espectro de color y se me abrió otro mundo que iba mucho más allá que simples focos representados sobre un plano.
Mónica Arellano: ¿Cómo fue este camino de de emprender?
Brenda Castillo: Con esta formación se me presentó la oportunidad de trabajar con una empresa (en ese entonces) muy joven que se llama EMCO y me integré con ellos en el área de proyectos de iluminación. Algunos de los principales proyectos consistían en acercarse con instituciones de gobierno o escuelas para proponerles cambiar/actualizar toda su iluminación (fluorescente, halógeno, etc) a LED. Esto me permitió cimentar mi formación desde una parte técnica ya que aprendí las equivalencias entre distintos elementos y a hacer cálculos fotométricos. Después de esto tuve la oportunidad de integrarme a Lighteam para estar ahora en el área de diseño durante cinco años en donde crecí bastante profesionalmente. Empecé como proyectista y terminé coordinando todo el taller de diseño. Después tuve la inquietud de explorar más allá y de esta forma nace Circadia en 2019.
Mónica Arellano: Actualmente, ¿de cuántos se conforma el equipo?
Brenda Castillo: Somos cuatro, uno de ellos es Roger, mi socio quien se integró en 2020. Fernanda y Antonio se integraron el año pasado y trabajan la parte del diseño de proyectos.
Mónica Arellano: ¿Cuál fue ese momento clave en tu carrera que te hizo darte cuenta de que había todo un mundo lleno de posibilidades en diseño de iluminación siendo arquitecta?
Brenda Castillo: Tengo muy claro que fue participar en un proyecto que se llama “Ragga”. Aquí tuvimos que mandar a fabricar luminarias con DMX y en ese momento no tenía idea de qué era DMX, ni que había softwares con los que podía hacer olas con la luz y demás.
Mónica Arellano: ¿Cómo funciona el DMX?
Brenda Castillo: El DMX (Digital Multiplex) es un protocolo de control que tiene 512 canales cada módulo. Esto significa que puedes conectar 512 luces a un solo procesador para poder hacer lo que quieras, puedes cambiar el color, hacer desde movimientos hasta figuras con la luz. Además, permite programar escenas con combinaciones de varios colores simultáneos. Para este proyecto me mostraron referencias de espacios en Dubái que tenía como unas luminarias que funcionaban como una sola y nos dimos cuenta que teníamos que emplear DMX para controlarlo todo desde un software. Entendí toda la tecnología detrás para generar sistemas complejos, de trabajar con programadores y supe que quería dedicarme a esto, me abrió un mundo nuevo para explorar y pensar en nuevas posibilidades.
Mónica Arellano: ¿Qué tipo de proyectos has llevado a cabo?
Brenda Castillo: Me gusta mi formación y trayectoria porque he experimentado bastante desde otras disciplinas. He colaborado con museos, un ejemplo de ellos es el proyecto iluminación que llevé para el Museo Juan Soriano, es uno de mis favoritos. Desde Circadia hemos hecho oficinas, residencias, restaurantes, espacio público y hasta pequeños locales o intervenciones mínimas porque creo que la iluminación de calidad tiene que ser para todos. Siempre hay opciones, por eso me gustan este tipo de proyectos pequeños, en donde pequeños gestos hacen toda la diferencia. Me gusta el diseño de iluminación a esta escala porque realmente cambias el día a día de una persona con muchísima calidad y de forma accesible.
También me gusta que nos hemos inclinado a la parte de producción, a eventos como tal; el proceso de montar un espacio completamente efímero me emociona bastante. El camino para estos proyectos es maravilloso porque todos en la oficina estudiamos arquitectura, entonces cada uno representa una gran curiosidad por empaparte de nuevos retos y temas. Siempre aprendes algo diferente y eso es una gran satisfacción.
Mónica Arellano: ¿Cómo son tus procesos creativos o cómo son los procesos creativos en el despacho a la hora de tener un nuevo proyecto? ¿Qué es lo que buscas?
Brenda Castillo: Realmente creo que cada proyecto lo dice, es decir, sí tenemos una forma de trabajo pero somos muy flexibles y entendemos la necesidad particular de cada uno. A mí lo que me interesa es crear un lenguaje lumínico con la arquitectura para desarrollar un concepto de diseño.
Mónica Arellano: Cada vez existen más herramientas que han despertado el interés en la iluminación de los espacios. En este sentido, ¿cómo te imaginas el futuro de la disciplina con estas tecnologías?
Brenda Castillo: Me gusta que existan estas nuevas tecnologías, porque está despertando el interés de las personas. Este acercamiento es necesario porque muchos ni siquiera saben que existimos profesionales dedicados a la iluminación. Esto me pasó cuando hicimos unos talleres de diseño participativo con una comunidad de San Andrés Totoltepec. Nuestro objetivo fue sensibilizar a la comunidad para ofrecerles otras alternativas. Esta sensibilización debería apuntar también al tema de la contaminación lumínica ya que es algo muy latente hoy en día y tenemos que defender nuestro entorno porque también habitan otros seres vivos. Entiendo que no es un camino fácil pero generar conciencia es lo primordial.
Mónica Arellano: ¿De qué forma crees que la iluminación puede contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas?
Brenda Castillo: De muchas formas porque no es un elemento exclusivamente visual, la iluminación afecta a niveles emocionales y psicológicos. Estar bajo una luz blanca por mucho tiempo empieza a provocar estrés porque bajo este espectro tu cerebro funciona siempre al 100%. Es por eso que nuestro cuerpo necesita también de la luz cálida. Esto lo podemos experimentar cuando estamos en la playa al medio día, el sol está justo arriba, es una luz muy blanca que no te deja ver mucho. Por otro lado, cuando empieza a caer la tarde sientes una conexión de relajación y descanso. Pasa lo mismo con la luz artificial. La luz tiene que acompañarnos para promover un equilibrio mental, físico y emocional.
Mónica Arellano: Con base en tu experiencia, ¿qué consejo le darías a los estudiantes de arquitectura de las nuevas generaciones?
Brenda Castillo: Les diría que sigan su instinto, porque de alguna forma siempre existe una inquietud que si la exploras desde la curiosidad, puedes ir encontrando un camino propio. Es sumamente nutritivo explorar nuestra disciplina desde distintos puntos de vista. Si sientes que algo te está llamando la atención, ve por ello, enriquece tu visión.
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