La construcción en tierra sigue aún vigente, desde la protección de nuestro patrimonio hasta los proyectos nuevos que buscan horizontes de sustentabilidad, incluso las numerosas capacitaciones que imparten institutos e universidades. Pero no podemos olvidar uno de los grandes motores de este material constructivo: la autoconstrucción. Debido a sus ventajas técnicas y su fácil acceso, numerosas comunidades alrededor del mundo han elegido construir sus asentamientos con tierra. De esta manera, la construcción se transforma en un ejercicio comunitario en donde cada individuo puede aportar para concretar un futuro común.
En este artículo en particular, descubrimos como la ONG Terrachidia trabaja con la comunidad de Mhamid en Marruecos, rehabilitando espacios públicos elegidos por sus vecinos. Trabajan con el aporte de voluntarios rescatando las tradiciones constructivas del lugar, y logran conservar y poner en valor el conocimiento instalado en lugares donde la idea de modernidad ha conducido al abandono pero que aún son valorados por las personas que lo habitan.