Los años 70 y 80 son testigos de la nueva imagen urbana de la capital ecuatoriana. Rafael Vélez Calisto se graduó en 1970, y desde entonces fue uno de sus más destacados y prolíficos arquitectos. Expresó su arquitectura para un país y una capital pujantes que ofrecían oportunidades únicas a los profesionales, como consecuencia de la explotación petrolera, el crecimiento de las esferas pública y privada, y el acelerado crecimiento urbano.
La capital cambió el perfil de sus ejes principales, se fue configurando como ciudad vertical. En la avenida Amazonas de Quito la imagen dominante de grandes casonas obras, aún con vida útil, fue desapareciendo reemplazada por la de edificios en altura (1); paisaje urbano que continuó por nuevas arterias hacia el norte.
En esos sectores destacan notables edificios de su autoría, contemporáneos y cosmopolitas.