La gráfica, aún antes que el lenguaje y la escritura, fue el primer medio de comunicación y de significación de la humanidad. Dibujar es sustituir la realidad a partir de la representación, es decir, sustitución de objetos por imágenes codificadas en cada uno de los sistemas gráficos de representación.
En arquitectura, la gráfica incentiva la imaginación y es la base del pensamiento proyectual ya que no sólo constituye nuestro código de comunicación, sino que configura nuestra capacidad de expresarnos en términos disciplinares. Primero el dibujo se construye en la mente del arquitecto o arquitecta para luego volcarse al soporte determinado a partir de cualquier tipo de instrumento.
Para la mayoría de las personas, la vida moderna requiere pasar la mayor parte del día en espacios interiores; de hecho, según un informe de la Agencia de Protección Ambiental, la persona promedio pasa alrededor del 90% de su vida en interiores. Como resultado, esto implica perderse los beneficios para la salud asociados con la exposición a la luz solar, como la absorción de vitamina D, la regulación de los ritmos circadianos, niveles más altos de energía e incluso un mejor estado de ánimo. Así, una opción es aumentar la cantidad de tiempo que pasamos al aire libre. Pero dado que la mayoría de las funciones diarias se llevan a cabo dentro de los edificios, es crucial incorporar y priorizar la iluminación natural en los interiores.
La luz cumple un propósito esencial en la arquitectura: ayudarnos a ver. Ya sea a través de métodos naturales o artificiales, las habitaciones deben iluminarse en consecuencia para que los ocupantes puedan habitarlas de manera segura y cumplir con sus funciones diarias. Cuando se selecciona el sistema adecuado, la luz también puede contribuir a la eficiencia energética y la sostenibilidad dentro del edificio en su conjunto. Sin embargo, además de su evidente valor funcional y medioambiental, el diseño de iluminación puede tener un gran impacto en el confort visual y el tono estético de los interiores al llamar la atención sobre las texturas, realzar los colores y definir los volúmenes. Por lo tanto, de las muchas piezas que intervienen en el diseño de interiores, la iluminación es sin duda una que puede realzar o destruir un espacio e incluso afectar el bienestar de los usuarios, por lo que debe considerarse un elemento de diseño crucial en sí mismo.
"Innovación" y "pensamiento de diseño" pueden ser dos de las expresiones más utilizadas tanto en línea como fuera de línea durante la última década. Para responder a la necesidad global de "cambiar el status quo", empresas bien establecidas, nuevas empresas e incluso universidades han comenzado a utilizar este enfoque para generar nuevas formas de resolución de problemas y desarrollo de nuevos productos, teniendo en cuenta su atractivo, conveniencia y viabilidad. Y con eso, se concibió un nuevo arquetipo: el design thinker, una persona que tiene un conjunto de herramientas creativas para generar algo disruptivo. Entonces, ¿cuál es el significado del pensamiento de diseño y cuál es su relación con la arquitectura?
Las primeras etapas de la carrera de la arquitectura a menudo se encuentran con lo que muchos llaman como "la pendiente resbaladiza de ser arquitecto", donde las expectativas no se ajustan en absoluto a la realidad de la profesión y empeoran a medida que avanza la experiencia. Con agotamiento constante por trabajar horas extras y fines de semana para "ganar experiencia", expectativas extraordinarias, salarios bajos y tensiones físicas y mentales, el prestigio de ser arquitecto evidentemente se ha desvanecido con las condiciones de trabajo modernas. Entonces, ¿cómo pueden los arquitectos luchar por sus derechos laborales después de años de explotación y qué se está haciendo actualmente para garantizarlos?
Las oficinas han evolucionado enormemente durante los últimos años, y cada vez se parecen más a un espacio doméstico, incorporando nuevas paletas de colores, mobiliarios flexibles, texturas cálidas e incluso vegetación como parte del diseño. En este último caso, no se trata simplemente de una adición estética, sino que la vegetación se integra de tal manera que transforma y mejora completamente la experiencia de trabajo de las personas en su interior. ¿Cómo pueden las plantas volverse protagonistas del espacio de trabajo? Revisemos 7 casos que las integran creativamente en favor del bienestar de los usuarios.
Si bien una obra de arquitectura nace de materiales palpables, también se define por cualidades intangibles que le otorgan riqueza, dinamismo y vitalidad. Entre ellas, el juego de luces y sombras – con sus diversos matices – puede transformar ambientes y definir la percepción de sus formas, determinando la experiencia espacial del usuario. Las celosías, además de proveer ventilación natural, privacidad y confort térmico, permiten esta dualidad al filtrar la entrada de luz solar mientras proyectan figuras repetitivas en la superficie. De este modo, a través de muros o cielos perforados, surgen patrones geométricos de luz y sombra que se convierten en un elemento más de diseño; en una huella física capaz de crear atmósferas únicas.
En los últimos años, muchos arquitectos y diseñadores han expresado su compromiso con el desarrollo de una arquitectura más ética y sostenible, haciendo un uso extensivo de materiales locales y técnicas de construcción tradicionales. En este contexto, muchos de ellos buscaron inspiración en sistemas constructivos vernáculos y en su propia cultura e identidad local, reinterpretando viejas soluciones en contextos contemporáneos.
Cuando pensamos en las tendencias de diseño reciclado, no podemos pasar por alto uno de los materiales más conocidos y populares, sostenibles y de uso recurrente por diferentes culturas de todo el mundo: el ratán. Actualmente, se estima que cerca de setecientos millones de personas hacen un uso constante del ratán en sus actividades diarias, y en muchos países del sudeste asiático este material incluso se considera un elemento importante de su propia cultura e identidad local. En este artículo analizamos cómo las formas en las que arquitectos y diseñadores han explorado este versátil material en sus proyectos de arquitectura contemporánea.
Los investigadores señalan a los Jardines Colgantes de Babilonia como los primeros ejemplos de techos verdes. Aunque no hay pruebas de su ubicación exacta y existe muy poca literatura sobre sus estructuras, la teoría más aceptada es que el rey Nabucodonosor II construyó una serie de terrazas elevadas y ascendentes con especies variadas como regalo a su esposa, quien extrañaba los bosques y las montañas de Persia, su tierra natal. Según Wolf Schneider [1] los jardines estaban sostenidos por bóvedas de ladrillo, y debajo de ellos, había una serie de pasillos sombreados enfriados por el riego artificial de los jardines, con una temperatura mucho más baja que la del exterior, en la llanura de Mesopotamia (actual Irak). Desde entonces, han aparecido ejemplos de cubiertas verdes en todo el mundo, desde Roma hasta Escandinavia, en los más diversos climas y tipos.
Aún así, la solución de incluir plantas en el techo todavía es vista con desconfianza por muchos arquitectos y urbanistas, siendo considerada una solución costosa y difícil de mantener. Otros, sin embargo, argumentan que los altos costos de ejecución se amortizan rápidamente con ahorros en climatización y que, por sobre todo, ocupar la quinta fachada del edificio con vegetación es una solución racional. En cualquier caso, la pregunta se centra ahora en si realmente los techos verdes pueden ayudar con el cambio climático.