Hacer que el reciclaje de materiales sea común dentro del campo arquitectónico requeriría un enfoque de arriba hacia abajo para adaptar los procesos y estándares de la industria creando un marco adecuado para la tarea. Sin embargo, los esfuerzos individuales están generando cambios dentro de la profesión, presionando para que se reconsidere la relación de la arquitectura con el desperdicio. Este artículo analiza algunas de las iniciativas que encabezan la transición hacia una práctica común de reciclaje de materiales.
“Da janela vê-se o Corcovado, o redentor, que lindo”. La letra de Tom Jobim, inmortalizada por las voces de João Gilberto y Astrud Gilberto, y una guitarra suave, fue una de las primeras canciones que introdujo al mundo la idea de un paradisíaco Río de Janeiro y un Brasil prometedor, con una población cada vez más urbana y una capital moderna construida de la nada. Casi 60 años después, Paulo Mendes da Rocha cita casualmente esta canción en una entrevista y señala que para él, en esta escena, el elemento más importante es la ventana, no el Corcovado ni el Cristo Redentor. Esto porque enmarca la vista y dirige nuestros ojos a lo que importa. Es una frase que pasa casi desapercibida, pero que tiene un enorme significado poético y artístico para el oficio de la arquitectura.
Con la alta densidad de población en las ciudades y el apetito voraz del mercado por cada metro cuadrado disponible, no es raro que la vegetación urbana sea relegada a un segundo plano. Por esta razón, los 'bosques', huertos y jardines han despertado tanto interés, apareciendo en una gran cantidad de propuestas. Utilizar el plano vertical para que crezcan las plantas parece una solución coherente y de sentido común, especialmente cuando no existe la posibilidad de llevar el verde a la escala de las personas, en las calles.