El actual reconocimiento a una arquitectura social, participativa y multidisciplinar en Latinoamérica encuentra en Arquitectura Expandida a uno de sus mejores exponentes. Trabajando en Colombia desde 2010, sus "laboratorios urbanos" experimentales no sólo marcan un quiebre seguro con el academicismo, sino también con el diseño dictado desde un pedestal y todo aquello que recuerde al movimiento moderno y a la planificación definida arriba de un avión.
Por eso mismo, y enfrentando una permanente crisis social y una terrible concentración de la riqueza mundial, ya no basta con diseñar: casos como el de Arquitectura Expandida reaccionan frente al concepto caritativo de la solidaridad en la arquitectura y prefieren hablar de (y ejercer) la cooperación.
Flanqueados por los Cerros Orientales de Bogotá, en esta ocasión conversamos con Ana López Ortego, arquitecta española residente en la capital colombiana e integrante de este colectivo transatlántico. Con un marcado acento andaluz que resalta en un país de tonos serenos, expone sus principios como una ametralladora, habla con sus manos para explicarlo todo y sonríe cada vez que habla de lo que le apasiona. "Siempre me ha interesado la calle, lo que pasa ahí y cómo se materializan todas esas contradicciones que uno ha ido vivido", comenta.