[image:2778:l:l=p:t=]Uno de los desafíos más relevantes propuestos para el Chile del bicentenario es eliminar la extrema pobreza. Esto se traduce en implementar una política de estado que tiene como fin eliminar los campamentos. Para ello, de aquí al 2010 se tienen que construir 223.000 viviendas (CA126 -2006); es decir, que en un período de 4 años se deberán producir cerca de 160 viviendas diarias. Esta gran producción de construcciones de bajo costo tienen como premisa borrar de las estadísticas nacionales la pobreza extrema. Una vez que se cumpla tan cercano desafío, los estándares para la producción-gestión, diseño y construcción- de viviendas tendrán que ser otros. Cumplida la meta numérica no habrá excusas para no desarrollar la vivienda económica de interés social con un poco más de cariño. Hemos querido enfocar nuestra revista en la nobleza y creatividad de proyectos que han recuperado las virtudes de soluciones para lograr un bajo costo sin desmejorar el proyecto de arquitectura. Evitamos abordar el tema desde “la vivienda social”, que como concepto se funda en proponer una solución habitacional, centrándose en el sistema de financiamiento y no en las premisas urbanas o arquitectónicas para el buen vivir de sus habitantes. Es este el mal que, desde hace más de tres décadas, ha trasformado el atractivo de proyectar vivienda de bajo costo en un tema árido, mezquino y poco atractivo desde el punto de vista arquitectónico. Esto ha causando que las prioridades de la mayoría de los arquitectos hayan huido desde la vivienda social hacia la arquitectura privada, dejando los proyectos desprovistos de orgullo.Abrimos este número con un ejemplo notable de casas para obreros, proyectadas el siglo pasado por Luciano Kulchewsky, y lo cerramos con los proyectos ganadores del primer concurso de vivienda social rural sustentable. En éstos, destaca el determinar que la energía será una condicionante de diseño para la vivienda de este siglo, considerando que, en 5 años, una vivienda barata puede gastar en energía el equivalente al costo que se pagó por ella. Es decir, al proceso de producción exitoso de viviendas de bajo costo, que involucra gestión, diseño y construcción, habrá que agregarle el factor energético, además del orgullo y la responsabilidad arquitectónica.Más información y suscripciones, vistar la web.