“Hacer más humana la arquitectura significa hacer mejor arquitectura y conseguir un funcionalismo mucho más amplio que el puramente técnico”
Un día como hoy, hace 118 años nació uno de los grandes genios de la arquitectura en el mundo: el arquitecto finlandés Alvar Aalto. Pionero en el diseño y la arquitectura moderna, Aalto se graduó con distinción el año 1921 de la Universidad de Tecnología de Hensilki, desde donde comenzaron a aparecer las primeras líneas de su arquitectura.
Cuando decidió ser arquitecto, él viajó a Helsinki, luego de haber vivido varios años junto a su familia en Jyväskylä, ya que ahí se encontraba el único lugar académico donde se ofrecía la carrera de arquitectura; la Universidad de Tecnología de Hensilki. En otoño de 1923, luego de casarse con Aino Marsio, una arquitecta con la cual trabajó durante 25 años, Aalto estableció una oficina en Jyväskylä, donde, como su lugar de niñez, presumió que recibiría mucho trabajo, y así fue.
Desde siempre sus diseños estuvieron marcados por constantes búsquedas y transformaciones, partiendo desde el clasicismo nórdico, pasando por el funcionalismo puro, hasta convertirse en un referente para el Movimiento Moderno a nivel internacional, utilizando conceptos como la forma orgánica, materiales naturales. Como parte de los miembros del CIAM, este renombrado arquitecto ha sido el único arquitecto de la segunda generación del Movimiento Moderno en ser reconocido como maestro.
Luego de todos estos cambios y transformaciones, Aalto finalmente llegó a tener una visión de la arquitectura como una obra de arte completa, considerando desde los muebles hasta el manejo de la luz y el espacio. Así se hizo conocido por ser diseñador de proyectos de todas las escalas, como su Jarrón Savoy, o el edificio principal de la Universidad Politécnica de Helsinki (1953-1966). En general su arquitectura se caracteriza, como se mencionó anteriormente, por el uso de materiales naturales integrados con el cristal y el hormigón y con la eficacia funcionalista.
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