Luego de reabrir el debate acerca de si la representación arquitectónica debería hacerse en forma digital o mano, nos llegó una interesante colaboración desde Argentina. Lucas Zatko, estudiante de arquitectura, creció entre lápices de colores y legos, forjando una pasión por la arquitectura y el dibujo. Con innegable talento entró a la facultad de Arquitectura de Buenos Aires donde descubrió el mundo digital y todas sus posibilidades. En lugar de ver la tecnología como una limitante del poder creativo de la mente cuando se le da rienda suelta al trazo, Zatko, la incorpora a su técnica previa, creando imágenes con exactitud digital y expresión característica.
Una interesante técnica de representación que aboca al “que queremos mostrar” y no al "como un programa lo muestra" por nosotros.
Conoce más sobre esta técnica a continuación.
"En los dibujos, encuentro eso mismo que un escritor encuentra en sus pensamientos y escritos, Una parte de uno mismo, una parte del pensamiento", explica Zatko.
"Creo fuertemente que hoy más que nunca un arquitecto debe necesariamente dejar de lado (en un principio) el ordenador para poder encontrar ese arte que estamos perdiendo. El arte de pensar con las manos, el arte de imaginar un lugar y poder plasmarlo en un papel, el arte de encontrar sentimientos en el espacio. Hoy es muy difícil encontrar una representación digital que contenga sentimientos, No todos somos iguales y no todos percibimos el mundo de la misma manera, por lo cual cada uno ve algo que el otro no. De modo que delegar la responsabilidad de diseñar en primera instancia a un ordenador el cual tiene parámetros preestablecidos para el diseño me parece de lo más descabellado."
A través del dibujo a mano existe una apropiación de la obra, una diseño a conciencia del espacio. Con el ir y venir de lo digital a lo análogo, se logra una obra "complementada", con cada trazo vas descubriendo detalles constructivos, nuevos espacios, nuevos sentimientos plasmados en la arquitectura. No es tiempo de evaluar que herramienta supera a la otra, es hora de encontrar las bondades de cada una y lograr un equilibrio que acomode a cada arquitecto en su práctica y expresión del proyecto.